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Artículo La Dinámica del Miedo en Tiempos Inductores de Miedo

La mayoría de las personas experimentan el miedo todos los días, pero no saben mucho sobre él aparte de que se siente como mínimo incómodo y, en el peor de los casos, horrible. ¿Por qué lo soportan? Porque la mayoría de la gente cree que el miedo es una parte inevitable de la vida y que no existe otra manera. Es sólo una parte de ser humano. ¿Por qué es que algunas personas experimentan una gran cantidad de miedo en sus vidas y otras un poco? ¿Son sólo desafortunadas, tan sólo se encuentran en peores circunstancias? Tal vez algunas personas piensan que son más débiles, carentes de valor, tan sólo debiluchos. Tal vez son sólo cobardes y deben ser tratados como cobardes hasta que maduren como hombre, o como mujer. Todos estos hechos aparentes son simplemente erróneos. ¿Cómo podría tanta gente estar equivocada sobre algo tan común?

Ciertas subculturas nos dicen que no debemos tener miedo. Por ejemplo, si te unes a la marina no tienes bolas y eres peor que inservible si exhibes miedo. Esa subcultura se filtra en la cultura dominante y se convierte en una parte de ella. Es parte de la subcultura de los deportes, parte de la subcultura de los deportes extremos, parte de la subcultura de la mafia y del crimen, y así sucesivamente. Está más incrustado en la subcultura de los hombres que en la de las mujeres, pero ellas se están poniendo al día rápidamente.

Extrañamente y disfuncionalmente tenemos otras subculturas que se basan principalmente en la propagación del miedo. La política es un buen ejemplo de ello. Debemos tener mucho miedo de las políticas del otro candidato, del otro partido. Deberíamos tener mucho miedo de no financiar a nuestras fuerzas armadas, del terrorismo, de los inmigrantes, de las leyes de portación de armas, de ser débiles ante el crimen, de razas y subculturas minoritarias, de LGBT’s, de las fronteras abiertas, de la cobertura de salud, de si las leyes deben separar a la iglesia del estado o no, de perder nuestra libertad de elegir, de abortar, y así sucesivamente. Otro propagador activo del miedo es la religión. Debemos ser personas temerosas de Dios, temerosos de los demonios y de Satanás, temerosos del pecado, temerosos de perder nuestras almas, temerosos de votar de manera equivocada y ser  condenados, temerosos de esas otras religiones, temerosos de no hacer lo que dice el clero, temerosos de bailar y cantar, temerosos de tocar música y hacer arte, temerosos de nuestros propios impulsos y deseos, temerosos de nuestra sexualidad, y así sucesivamente.

Luego está la corporación médica y sus preocupaciones y temores. Miedo a no recibir tus inyecciones. Miedo a no tomar medicamentos sin fin. Miedo a ese lunar, a ese bulto, a ese pequeño dolor persistente, a esa decoloración, a esa poquita fiebre, a ese dolor de cabeza. Mejor tomar algo para él y conseguir que se vaya antes de que se vuelva contra ti y termines con el gran C. Miedo de no ver a tu médico por cada pequeña cosa. Miedo a tomar suplementos. Miedo a no tomar vitaminas. Miedo a los sanadores no tradicionales. Ve al doctor, consigue tus chequeos, pero no te preocupes por ir al hospital y llenar esas camas. Nadie te dirá que tus posibilidades de morir allí son mucho mayores.

Luego están las corporaciones. Miedo a no tener seguro. Algo terrible puede sucederte en cualquier segundo y es mejor tener cobertura completa para todo. Miedo a las demandas, miedo a la malapraxis o cerrarán tu hospital, persigue a todos tus médicos a pesar de que representan menos del cinco por ciento de los beneficios médicos cada año. Miedo a no tener seguro de automóvil y miedo a las ofertas de otras empresas o te engañarán y te harán pagar de más. Miedo a no tener seguros contra terremotos, incendios, daños por viento, inundaciones. Miedo a no tener un abogado. Miedo a no tener un seguro de hogar. ¿Y si pasa algo? Miedo a no tener cobertura suplementaria para todo lo que, en primer lugar, no debería  romperse. Tienes la idea.

Tanto miedo. Tantas cosas de las que deberíamos tener miedo, pero ¿son tan malas para tener miedo o somos débiles imbéciles? ¿Qué pasa ahora? ¿Cómo deberíamos ser? Tomemos un momento para examinar la naturaleza del miedo para que podamos ver la locura de todo esto un poco más claramente y tal vez llegar a ser más libres de él. En primer lugar, el miedo es parte de nuestro mecanismo de lucha-huida, incrustado en el sistema nervioso autónomo. No voy a entrar en toda la fisiología del miedo aquí porque es complejo y la mayoría de la gente ya está familiarizada con cómo el miedo opera en el cuerpo. Sin embargo, mencionaré algunas cosas sobre su naturaleza. Los miedos se registran en el sistema de memoria humana según similitudes. Si experimentas un trauma o un accidente, por ejemplo el dolor severo de romperte el brazo al caerte del tejado de tu casa o de un árbol intentando recuperar un barrilete amarillo atascado, después registras ese acontecimiento bajo varias categorías. Ciertamente se registra bajo el perder tu equilibrio y caerte. Sin embargo, se puede registrar bajo condiciones de cobertura de hielo, tal vez viento, tal vez lluvia, quizás nido de avispas, tal vez cometa atascada en un árbol, tal vez amarillo brillante, quizás golpe seco y nauseabundo, o cualquiera de toda la multitud de imágenes relacionadas que acompañan a la caída. Tal vez viste una manguera o un rastrillo cuando aterrizaste. A continuación, estas imágenes se asocian a partir de entonces con la caída y tal vez incluso con sólo observar uno de estos elementos en una fecha posterior desencadenará el miedo a caer y romperse un hueso. Sólo ver una cometa amarilla en una vidriera puede ser suficiente para provocar todas las respuestas de miedo a la caída, la inhalación aguda, el grito atragantado, el corazón palpitante, dolor repentino, y así sucesivamente. El hecho de que es años más tarde y que has olvidado por completo tu caída inicial puede causar un desconcierto total de por qué estás reaccionando con tanta ansiedad por ver una cometa amarilla en una vidriera o al ver a un niño corriendo con una cometa amarilla en la parque.

Así, los recuerdos de los momentos de ansiedad se organizan por asociación y por similitud, ya se trate de recuerdos anteriores de esta vida o de recuerdos suscitados por acontecimientos de vidas pasadas. También se organizan según la gravedad. ¿Acaso esto me dolió, me dañó, tuvo consecuencias terribles como la parálisis, o me mató y, si fue así, fue una muerte horrible o una rápida. ¿Estaba asociada con otros sentimientos terribles o tal vez con la culpa de que otros murieron también y fue mi culpa? ¿Estaba asociada con la culpa de los sobrevivientes, pues sobreviví a mis heridas pero otros por los que me preocupaba murieron? ¿Estaba asociada con un ataque a mi pueblo, combate, guerra, una inundación, un terremoto, u otro evento donde experimenté una pérdida traumática o un shock psicológico? Éstos también se organizan según sus propias categorías: pérdida repentina del hogar, de la familia, de la libertad, del coche, de los amigos, de partes del cuerpo, y así sucesivamente. Así que cualquiera de estos eventos puede desencadenar ansiedad y miedo en una fecha posterior si hay algo que sirva para recordarte ese suceso.

¿Por qué es que algunas personas tienen estas reacciones y otras no, a pesar de que todas las personas tienen algunas experiencias de pérdida impactante o trauma extremo en esta vida u otra? La razón de esto tiene que ver con varias cosas. Las memorias también se clasifican en RESUELTO o NO RESUELTO, ARCHIVO ABIERTO, ARCHIVO CERRADO. Si el archivo particular de trauma no está resuelto y por lo tanto abierto, plantea la cuestión de si se ha completado la experiencia o no. ¿Has completado la lección involucrada con ella, has llegado a un acuerdo con ella, has resuelto el evento, lo has aceptado en algún nivel, neutralizado la ansiedad de alguna manera o lo has resistido y no has aprendido algo importante sobre lo que pasó? Si te has resistido al evento a largo plazo, entonces ha persistido en tus bancos de memoria en la categoría de no resuelto y por lo tanto sigue abierto. Cada ser humano tiene muchos, muchos recuerdos resueltos que son como archivos resueltos cerrados. Ya no se aplican. Aprendiste lo que necesitabas, aceptaste el evento, lo neutralizaste y lo archivaste para la posteridad. Es parte de tu historia pero ya no te influye.

¿Cuántos archivos abiertos tienes? Cuantos más estén sin resolver, más vulnerable eres. Todos conocemos a personas que tienden a mantener una casa ordenada, o a mantener un ambiente ordenado en su lugar de trabajo. Sus herramientas se guardan después de completar el proyecto. Algunas personas completan casi todos los proyectos que comienzan y otros casi nunca completan nada. Sus proyectos inacabados llenan el suelo o cubren todas las mesas, y sus ambientes tienden a dejarlos más vulnerables a tropezar con cosas. Así que esto abre la pregunta, ¿cómo terminas un proyecto cuando se trata de un trauma o de una pérdida impactante? Lo principal es que tiene que ser emocional y psicológicamente completado, y tiene que tener la finalidad de que aprendiste lo que la esencia estaba tratando de mostrarte. Esto te permite dejarlo ir, perdonarlo, reducir el tormento o el sufrimiento del mismo y volverlo neutral. Tarde o temprano todos los traumas son completados y neutralizados por cada ser humano. Nada se deja sin hacer. Uno no puede completar la experiencia de ser un ser humano hasta que el último proyecto se complete, lo quiera o no. Puedes posponer las cosas todo lo que quieras pero algún día, de alguna manera, vas a llevarlo a cabo. Eso significa mirarlo a fondo, entenderlo, aceptarlo y dejar ir todo lo relacionado al mismo: Toda la culpa, toda la vergüenza, todo el miedo, todo el horror, toda la falta de perdón de uno mismo o de los demás, todo el apego a cualquier aspecto del mismo tiene que irse.

Así que cualquier miedo irracional te está llevando a completar algo que permanece irresoluto en ti. Esto incluye obsesiones y compulsiones alrededor de puertas cerradas, ventanas, manos sin lavar, limpiar las cosas, rituales, limpiarse la garganta, y cosas por el estilo. Hay una historia de miedo detrás de cada ritual, cada compulsión de repetición, cada obsesión por algo, cada apego y miedo a la pérdida que causa acaparar, beber, cortarse a sí mismo, morir de hambre, etc. Cada ritual está tratando de deshacer algo y por lo tanto es una forma de resistencia a algún evento pasado. Mientras los rituales y las repeticiones persistan, el archivo no está resuelto y está abierto.

Todo los asuntos inacabados son, en última instancia, un producto de la personalidad falsa que está tomando ventaja de tu trauma para hacerte sufrir sin fin y no ponerle un final al mismo. De hecho, el trauma original, la pérdida impactante, o el evento que induce al miedo fue perpetrado por tu falsa personalidad en primer lugar. La esencia se aprovecha de estos tropiezos para tratar de enseñarte algo. Si no obtienes la lección y estás en resistencia a algo, estás atrapado en una especie de sentencia de prisión por tu propia causa, porque has permitido que la falsa personalidad se haga su lugar contigo. Tomemos un ejemplo aquí para ilustrar cómo funciona todo esto.

Digamos que en alguna vida pasada escuchaste que un pueblo vecino fue atacado por los vikingos, quienes mataron a la gente y a los animales y saquearon y quemaron su aldea. Te volviste extremadamente temeroso a que esto le pasara a tu aldea y te obsesionaste con ello una y otra vez, con lo que gradualmente trajiste lo que resistías más cerca de la realidad. Tu esencia estaba observando esta lucha que tu personalidad estaba teniendo con tu falsa personalidad, pero te permitió la libertad de elección de lograrlo y así se hizo. Un día, el horrible evento se materializó y viste como tus animales y vecinos fueron asesinados y tu pueblo fue quemado hasta el suelo. Tu último recuerdo fue el de ser brutalmente violado antes de ser lanzado a un edificio ardiente para morir en las llamas.

En tu mente tu huiste de este evento durante muchas vidas, a pesar de que desencadenó tus diversas personalidades de muchas maneras. Tuviste obsesiones y miedos irracionales de incendios, de relaciones masculinas, de eventos aparentemente fuera de tu control, y así sucesivamente. Te sentías culpable de que, de alguna manera, hubieras traído este flagelo a tu aldea. Simplemente no podías perdonarte a ti mismo y a otras personas que percibías que eran como esos vikingos. Así que en tu próxima vida te convertiste en un vikingo y participaste perpetrando las mismas acciones, agravando el enredo. Mataste al hombre que te había violado y te había matado de la misma manera, resolviendo ese aspecto del karma.

Muchas vidas pasaron y este archivo permaneció sin resolver y abierto, tan sólo recogiendo más y más documentos y volviéndose algo grueso. La esencia estaba tratando de lograr que perdonases y resolvieras y dejaras ir, pero tu no lo harías, por lo que la esencia simplemente esperó hasta que parecieras estar listo. A medida que pasaron las vidas, maduraste y te volviste más capaz de resolver este terrible acontecimiento que estaba provocando más y más sufrimiento. Finalmente, casi ochocientos años después, te permitiste enfrentarte a toda la experiencia. Te convertiste en un historiador de esa vida, enfocado en los vikingos de ese período. Llegaste a comprenderlos y a su cultura y a cómo fueron responsables de influir en las culturas de todo el mundo. Conociste y te casaste con un colega, el vikingo que te había violado y matado y a quien tu habías matado también. Tuviste una regresión a la vida pasada y aprendiste que tu pasado te había permitido convertirte en un experto en este período histórico. Tuviste una relación de amor exitosa con tu esposo y te volviste capaz de liberar toda tu resistencia, todo tu trauma, todo tu miedo a estas personas y a este evento. Alcanzaste la neutralidad y el resultado fue que cerraste el archivo y lo marcaste como resuelto y completo. Así es como funciona.

Concluyamos con una enseñanza importante sobre la naturaleza del miedo. Al final del día, lo más importante para entender sobre el miedo es que el miedo engendra más miedo. Nunca jamás funciona de manera diferente. Si estás sintiendo miedo entonces estás dirigiéndote a un camino que creará más del mismo, hasta que te enloquezcas con él. Allí es exactamente donde muchas personas terminan y donde la falsa personalidad quiere que vayas. Cuando alguien dice, «ten miedo, ten mucho miedo», ríete en su cara como si fuera la cosa más estúpida que alguien haya dicho, porque lo es.

Estos son tiempos altamente transformadores de grandes cambios. Cuando suceden los acontecimientos que te hacen sentir como que todo está perdido y que el fin del mundo como lo conoces ha llegado, no temas. Estos tiempos están aquí y están viniendo, pero son solamente una estación en el camino a un mundo transformado. Recuerda la perspectiva chamánica: «Nunca aceptes las apariencias, no importa lo real que parezcan». Son una mentira. Son fantasmas pasajeros.

Cuando se enfrenten a algo temeroso recuerden la frase del Curso en Milagros: «El miedo nunca se justifica. Nunca. No importa cuáles sean las circunstancias».  Sucumbir al miedo es permitir la creencia de que algo va a atraparte, y lo hará. Necesitas mirar directamente lo que te está causando temor y decir: «Tú no tienes poder sobre mí». Puedes seguir esto con cualquiera de varias frases, con lo que te sientas más cómodo. 1, Palabra, Yo soy Palabra. 2, Así es . 3, Yo lo ordeno. 4, Porque Dios lo dice. 5, Este es el Espíritu Hablando.

Que pasen un lindo rato espantando sus miedos.

 

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15 de Junio, 2017

Traducción: Marcela Borean

Fuente: El Manantial del Caduceo en la Era del Ahora

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