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Artículo Natarajasana, la Postura del Señor de la Danza

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Ya sea que le llames Postura del Bailarín, de la Danza, del Señor o Rey de de la Danza, etc, Natarajasana es una elegante postura de pie, de dificultad intermedia o avanzada, que requiere de varias destrezas para poder ser practicada correctamente y en toda su majestuosidad.

Es por esto que, incluso en su versión más sencilla (en la que nos enfocaremos principalmente), puede resultar bastante intimidante. Hay varios desafíos a superar:

  • El miedo a tambalearse y caer, típico en muchos principiantes a la hora de encarar una postura de equilibrio.
  • Adquirir la fuerza necesaria, no sólo en la pierna de base, sino también en todos los músculos que se encargarán de mantener la alineación correcta.
  • Ganar flexibilidad para poder arquear la espalda de forma segura, para ganar apertura en las caderas y la rotación de hombros necesarias.

Por supuesto, la mejor forma de conocer nuestras limitaciones y, eventualmente, superarlas, es practicando. Existen variaciones y pequeñas adaptaciones que podemos hacer para comenzar a adentrarnos en la postura del Señor de la Danza.

Habiendo dicho todo esto… ¡bailemos!

Quietud y Movimiento

Nataraja es la representación del dios Shiva como el Señor de la Danza. Su imagen es una de las más icónicas del arte y la mitología hinduista, extremadamente rica en simbología.

La danza de Nataraja es un baile cósmico, a su vez destructor, preservador, y creador del universo. Incluso en una figura estática, vemos la naturaleza extática de su danza: los cabellos en movimiento, la posición de las piernas. Nataraja baila en el centro de un anillo de fuego, que simboliza el eterno ciclo de muerte y renacimiento al que se encuentra atado el mundo material.

Sin embargo, en medio del caos, del movimiento, del cambio, dentro de su propia danza frenética, Nataraja se encuentra suspendido en perfecto equilibrio, subyugando al demonio de la ignorancia, una expresión de calma dibujada en su rostro. Y una de sus manos alzada en abhaya mudra, invitación a disipar el miedo y a no temer.

Estos son apenas algunos de los elementos simbólicos (hay mucho más para analizar), pero son suficientes para visualizar las grandes lecciones de la postura que nos atañe.

A través de ella, reconocemos la naturaleza cambiante de nuestra vida: sus ciclos, sus desafíos, su movimiento; las fluctuaciones de la carne, del pensamiento y de las emociones. Pero, detrás de todo ello, la quietud, lo inmutable, lo trascendente. Somos uno con la energía cósmica.

Trasladando esto a un nivel puramente físico, piensa en todos los músculos que deben activarse, ponerse en movimiento, para poder mantener la inmovilidad de la forma final de Natarajasana. Quizás algunos días puedas mantenerte en perfecto equilibrio, mientras que otros sientes que tu base flaquea y tu cuerpo se tambalea. Es todo parte del baile, de tu baile.

A menudo la imposibilidad es causada por la mente y no por verdaderas limitaciones físicas. Es el temor a caer, a desestabilizarse, el temor a perder el control. Elige un punto fijo para la mirada, asegura la alineación de tu cuerpo, y deja pasar esos pensamientos. Baila a consciencia, pero sin miedo.

A través de la Postura del Señor de la Danza, fortalecerás el soporte físico que brindan tus piernas, tobillos y caderas, mientras que encuentras la quietud de la mente.

Ficha técnica: Pose del Bailarín paso a paso.

  • Párate en Tadasana y toma consciencia de tu postura. Siempre es buena idea, antes de realizar una postura de equilibrio, empezar por la aparentemente sencilla acción de alinearnos en posición vertical. Siente tu peso repartido equitativamente entre todos los lados de tus pies.
  • Elige un punto fijo sobre el que posar tu mirada, para enfocarte en él y poder mantener el equilibrio durante los pasos subsiguientes.
  • Lentamente, comienza a pasar el peso hacia tu pierna derecha, hasta que nada de él descanse sobre tu pie izquierdo.
  • Con una exhalación, flexiona tu rodilla izquierda, despegando el pie del suelo y llevando el talón al glúteo para tomártelo por fuera con la mano izquierda. También puedes tomarte del tobillo.
  • Ajusta la posición de tu pierna derecha, para asegurarte que siga siendo una base sólida y firme.
  • Con una inhalación, empuja con el pie izquierdo, sintiendo la resistencia en la mano que lo sostiene. Comienza a llevar la pierna hacia atrás, de modo que el muslo quede paralelo al suelo.
  • Lleva el torso hacia adelante, lo suficiente como para hacer contrapeso, pero asegúrate de mantener la zona del pecho abierta. Evita contraer los hombros y el cuello.
  • Extiende el brazo libre hacia adelante, paralelo al suelo. Puedes adoptar un mudra (habitualmente Jnana Mudra). Otra opción es elevarlo hacia arriba, en diagonal, por encima de la oreja.
  • Permanece aquí por un par de ciclos de respiración. Luego, exhala lentamente mientras traes la rodilla flexionada de vuelta y realineas el torso.
  • Apoya el pie izquierdo en el suelo.
  • Repite el proceso con la otra pierna.

Beneficios:

  • Trabaja el sentido del equilibrio, ayudando a mejorar tu balance.
  • Fortalece piernas y tobillos.
  • Apertura de pecho y hombros.
  • Ayuda a estirar la zona del abdomen y las ingles.
  • Expansión de la caja torácica, promoviendo una mejor respiración.
  • Fortalece el sistema nervioso.

Consejos para principiantes:

Natarajasana puede resultar intimidante, ya que requiere de flexibilidad y equilibrio, dos destrezas que pueden resultar desafiantes para un principiante.

Te animamos a que pienses lo siguiente: si has ido al gimnasio, ya sea a musculación o a alguna clase aeróbica, seguramente te han dicho que elongues los músculos trabajados antes de retirarte. Es muy probable, entonces, que estés familiarizado con la clásica forma de elongar cuádriceps… ¡que puede ser una muy buena base para empezar a practicar Natarajasana! Prueba jugando, poco a poco, con cambiar el eje de tu cuerpo, elevando más la pierna y llevando el tronco ligeramente hacia adelante. Incluso puedes mantener una agarre si desconfías de tu sentido del equilibrio (paredes, el respaldo de una silla, el manubrio de una bici estática ¡lo que tengas a mano!).

Si te cuesta tomarte del pie, puedes ayudarte de elementos como cintas elásticas.

Precauciones a tener en cuenta:

  • La pierna que se eleva debe quedar alineada; controla que no estés llevándola hacia afuera.
  • Mucho cuidado con la espalda, y particularmente la zona lumbar: que no se generen contracciones.

Variaciones para practicantes avanzados:

Intenta tomarte el pie con ambas manos; si elevas el izquierdo, la mano derecha agarra la parte interna del pie, y la izquierda, la externa. Esta variación hace aún más desafiante mantener el equilibrio, ya que no contamos con el contrapeso del brazo extendido. Como beneficio, favorece más la apertura del pecho y profundiza la rotación de hombros.

Otras versiones más avanzadas y complejas de la postura:

Repite los primeros pasos, pero a la hora de tomarte el pie, rota el brazo hacia afuera, de modo que la palma apunte hacia el lado contrario del torso. Desde aqui, flexiona el codo y busca tomarte el pie desde arriba, ya sea por el lado externo, o el dedo gordo. De este modo, el hombro rota aún más y el codo apunta hacia el cielo. Se requiere de gran dominio de la estabilidad y muchísima flexibilidad para practicar Natarajasana en esta forma.

Video:

A practicar!!…

 

Edición: Romina Medina – Profesora de Hatha Yoga Dinámico

Fuente: https://www.relajemos.com/natarajasana-la-postura-del-senor-de-la-danza/

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