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Artículo Psoriasis – y Su Relación Mental / Emocional

El Gran Diccionario de las Enfermedades

Extraído del libro anterior por Jacques Martel.

La psoriasis consiste en una superproducción de células cutáneas, creando un amontonamiento de células muertas, una piel más espesa, placas rojas gruesas o en gotas y que están cubiertas de fragmentos de sustancias córneas blanquinosas. Si tengo psoriasis, estoy entre los 2% de la población del globo que padece esta enfermedad. También, suelo ser hipersensible y tengo una gran necesidad de amor y cariño que no está colmada, recordándome quizás otro período difícil de mi vida. En ese momento, tengo probablemente un muy gran sentimiento de abandono o de estar separado de alguien o de algo que quería mucho. Porque la psoriasis implica que hubo doble separación (*), es decir frecuentemente frente a dos personas diferentes. Podría ser que me hayan separado de mis dos padres cuando era niño. La piel está afectada porque, para mí, siendo niño, lo que más necesito es el contacto físico con mis padres o con cualquier otra persona a quien amo y con quien me siento próximo. La doble separación puede ser con mi madre y con uno de mis hermanos o hermanas, o con mi cónyuge y un proyecto de trabajo (“mi bebé”), o cualquier otra combinación que implique una separación con dos personas o dos situaciones que amo y que me amo mucho.

El hecho de estar o de sentirme separado me impide tener este contacto, sobre todo con relación al tacto, por lo tanto de mi piel, con estas personas a quienes amo. Habrá por lo tanto aparición de la psoriasis. Ahora, tengo tanto miedo de estar herido que quiero guardar cierta distancia entre mí y los demás. La psoriasis es una bella manera que tiene mi cuerpo de protegerse contra un exceso de acercamiento físico y de protegerse contra mi vulnerabilidad. Vivo pues un conflicto interior entre mis necesidades de acercamiento y mi miedo el cual me hace poner distancias.

Debo pues liberarme de ciertos “patterns” mentales y actitudes que se han acumulado y que, ahora, ya no tienen razón de ser, ya que están apagados y muertos.

Acepto ahora mi sensibilidad; aprendo a hacer cosas para mí y no sólo en función de lo que los demás esperan de mí.

Y aunque la psoriasis haya ocurrido probablemente después de un suceso doloroso o de un golpe emocional, acepto que esto forme parte del proceso natural de la vida y de mi crecimiento y que me vuelva más fuerte y más sólido interiormente.

*Doble separación: En el caso del eczema, se trata de una simple separación, con una sola persona o situación.

«La Enfermedad Como Símbolo»

Extraído del libro anterior por Ruediger Dahlke.

Plano corporal: Piel (frontera, contacto, ternura).

Plano de los síntomas: Formación de una coraza, equipamiento de las fronteras; escudo de carácter (Wilhelm Reich); miedo a las lesiones; «detrás de una cáscara dura se esconde un núcleo blando«; debajo de cada cáscara hay un núcleo blando; delimitación en todas direcciones; no volver a dejar entrar y salir; la delimitación extrema conduce al aislamiento; pérdidas notables de la materia más importante de la vida (Proteína) al formarse escamas; sacrificarse por las fortalezas de la frontera; si se rompen las fronteras acorazadas se producen graves pérdidas (la antigua RDA ofrecía políticamente el aspecto de esta enfermedad).

Realizaciónaprender a defenderse de otra manera para descargar de ello al cuerpo; crearse un espacio protegido donde uno mismo pueda contemplar y determinar lo que entra y sale; descubrir en este espacio protegido el propio núcleo sensible y aprender a disfrutar; reconocer las consecuencias del aislamiento total; emplear las sustancias básicas de la vida mejor en medidas protectoras que en un armamento físico, por ejemplo: aprender a defenderse verbalmente (desarrollar una lengua mordaz y armarse de argumentos contundentes); reconocer que incluso la coraza más fuerte puede romperse y entonces se producen pérdidas de energía vital (sangre) y pueden entrar peligrosos enemigos (agentes patógenos); psicoterapia.

Resolución: deslindarse y poder volver a abrirse; ser de nuevo vulnerable y vivir la vulnerabilidad; abrirse de nuevo al flujo de lo vivo, del amor y de la dedicación.

Relación con los principios elementales: Venus (piel)/Saturno (coraza).

«La Enfermedad Como Camino»

Extraído del libro anterior por Thorwald Dethlefsen (escritor y astrólogo) y Ruediger Dahlke (médico y psicólogo) .

Una de las dermatosis más frecuentes es la psoriasis. Se manifiesta en focos de inflamación de la piel que se cubren de unas escamas de un blanco plateado. En la psoriasis se incrementa exageradamente la fabricación de escamas de la piel. Nos recuerda la formación del caparazón de algunos animales. La protección natural de la piel se trueca en coraza: uno se blinda por los cuatro costados. Uno no quiere que nada entre ni salga. Reich llama muy acertadamente al resultado del deseo de aislamiento psíquico «blindaje del carácter». Detrás de toda defensa hay miedo a ser heridos. Cuanto más robusta la defensa y más gruesa la coraza, mayor es la sensibilidad y el miedo. Ocurre lo mismo entre los animales: si a un crustáceo le quitamos el caparazón, encontraremos una criatura blanda y vulnerable. Las personas aparentemente más ariscas son en realidad las más sensibles. De todos modos, el afán de proteger el alma con una coraza encierra un cierto patetismo. Porque, si bien la coraza protege de las heridas, también impide el acceso al amor y la ternura. El amor exige apertura, pero entonces la defensa queda comprometida. El caparazón aparta al alma del río de la vida y la oprime, y la angustia crece. Es cada vez más difícil sustraerse a este círculo vicioso. Más tarde o más temprano, el ser humano tendrá que resignarse a recibir la temida herida, para descubrir que el alma no sucumbe, ni mucho menos. Hay que hacerse vulnerable, para comprobar la propia resistencia. Este paso se produce sólo bajo presión externa, aplicada ya por el destino y por la psicoterapia. Si nos hemos extendido en el comentario de la relación entre la vulnerabilidad y el blindaje es porque, en el plano corporal, la psoriasis muestra esta relación: la psoriasis llega a producir ulceración de la piel lo que aumenta el peligro de infección. Con ello vemos cómo los extremos se tocan, cómo vulnerabilidad y autodefensa ponen de manifiesto el conflicto entre el deseo de compenetración y el miedo a la proximidad. Con frecuencia, la psoriasis empieza por los codos. Y es que con los codos uno se abre paso, en los codos uno se apoya. Precisamente en este punto se muestran a un tiempo la callosidad y la vulnerabilidad. En la psoriasis, inhibición y aislamiento llegan al extremo, por lo que obligan al paciente, por lo menos corporalmente, a abrirse y hacerse vulnerable.

“Sana tu cuerpo”

Extraído del libro anterior por Louise Hay.

Psoriasis: Miedo de ser herido. Debilitamiento de la capacidad de sentir. Negativa a aceptar la responsabilidad de los propios sentimientos.

Afirmación: Me abro a las alegrías de la vida. Merezco y acepto lo mejor que me ofrece. Me amo y me apruebo.

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