
Plano corporal: dolores (físicos/psíquicos) generalmente de origen desconocido.
Plano de los síntomas: desesperación manifestada en voz alta que puede llevar a los padres al borde de la desesperación; arranques de agresión, que al generarse movilizan problemas de agresión no asimilados.
Realización: para los padres afectados cuyos hijos reflejan a menudo sus problemas: a menudo se calma al ir en coche: sucede algo en el sentido de la vibración; masajes suaves que transmitan dedicación y sensación de recogimiento; confesar los propios cambios de humor y manifestarlos; aceptar el sube y baja de las emociones, también en los niños; dejar que se vuelvan conscientes dolores y penas no manifestados; buscar caminos para dar rienda suelta al propio grito reprimido; reconocer la agresión como fuerza básica; prescindir de lo indigesto (en concreto: comidas inadecuadas y demasiado frecuentes; en sentido figurado: pánico cada vez que el niño llora); aprender a tener paciencia; aprender a ser padre/madre hasta los límites de lo soportable; dar lo mejor de uno mismo y aprender entonces a guardar la calma interior a pesar de las tormentas exteriores.
Resolución: reconciliación con el rol de madre/padre; construir un nido y transmitir la sensación correspondiente.
Relación con los principios elementales: Mercurio (comunicación) / Marte (agresión) / Luna (niño).
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