Saltar al contenido
Esta página web usa cookies: Éstas se usan para personalizar el contenido, ofrecer funciones de redes sociales y analizar el tráfico.

Artículo La Bruja, Eclipses y Soberanía

Saludos,

En esta Newsletter le dedico tiempo a la próxima temporada de eclipses que inicia el 7 de septiembre, con la Luna llena y eclipse lunar en Piscis.

En los siguientes textos les presento mi perspectiva integrada a la propuesta de la bruja, un recorrido de 5 meses que inicia el primero de septiembre.

Entre la pasada Luna llena en Acuario -este sábado- y la próxima Luna llena con eclipse lunar en Piscis, atravesamos los paisajes, las situaciones y los desafíos que nos ofrecen la información necesaria para reconocer los patrones emergentes que se estarán constelando durante la temporada de eclipses en septiembre, el equinoccio y hasta el solsticio.

La Luna nueva y eclipse solar en Virgo, el 21 de septiembre, se da a unas horas del equinoccio. Es un umbral importante para la liberación de patrones represores. Hay una llamada a un reordenamiento radical, en varios planos, que queremos acompañar con la mayor capacidad de respuesta posible.

En un ciclo humanitario atravesado por la incertidumbre, la distopia, la confusión y la pérdida de referentes seguros y estables sobre los cuales construir nuestras narrativas de futuro, el tener alguna pauta para reconocer el territorio que atravesamos es útil y pertinente. La visión se revela paso a paso. Espero que estos textos te apoyen y ayuden en tu navegación, interna y externa, de estos tiempos.

La bruja es un proyecto a dos voces, compartido con Nuria Fernández. Más abajo encontrarás una presentación de su participación en la bruja, y algunas palabras que comparto sobre los fundamentos de nuestra colaboración en esta propuesta.

TEMPORADA DE ECLIPSES EN EL EJE PISCIS*VIRGO

LA VOLUNTAD TRASCENDENTE

Los próximos eclipses serán en septiembre, con la Luna llena y eclipse lunar con el nodo norte en Piscis, el 7; y con la Luna nueva y eclipse solar con el nodo sur en Virgo, el 21.

Estos eclipses abren una ventana de reflexión y realización sobre la relación entre el tiempo, la espiritualidad y el destino colectivo.

El eje nodal Piscis*Virgo activa la memoria del tiempo divino. Es decir, el tiempo como un flujo que se mide en señales celestes y que se cuenta en ciclos que marcan los ritmos de la conciencia. No es un tiempo que se de en la fragmentación de las horas ni en la agenda de la direccionalidad. Desde esta perspectiva, el tiempo espiritual, se alinea con el Kairós, ese instante oportuno en el que la acción humana coincide con la voluntad trascendente.

Podemos definir esta voluntad trascendente como una orientación profunda que nace de un orden mayor al humano. Un orden inscrito en la trama viva del cosmos. Un orden perceptible en la relación y diálogo entre los movimientos celestes, la Tierra y la conciencia. Esta voluntad trascendente no se reduce a la voluntad individual ni se somete a la imposición de una autoridad externa. Es una fuerza que se expresa a través de los ciclos, los signos y las resonancias sincrónicas que guían la evolución del alma, así como la de la comunidad. Es una voluntad trascendente y es una voluntad transversal, es decir que atraviesa, cruza las dimensiones entre lo íntimo y lo público, lo personal y lo colectivo, entre la familia y la sociedad, entre el hogar, la pertenencia y el territorio.

Desde la visión de Soberanía Creativa, la voluntad trascendente no opera desde el mandato o la dominación. Más bien se revela como una dirección que se reconoce por su coherencia con la vida, la belleza y la justicia.

Su lenguaje es simbólico y rítmico. Se manifiesta en los eclipses, se expresa a través de los cambios de estación, se revela en las fases de la Luna. Se revela en las configuraciones planetarias que abren y cierran las puertas; marcan las iniciaciones; invitan a cambiar de tiempo; a movernos de registro, a morir y renacer en sintonía con el orden de la creación. Esta voluntad no exige que nos sometamos, ni que obedezcamos a una forma específica de relacionarnos con este orden. Más bien apela a nuestra escucha activa y al discernimiento necesario para alinear nuestras decisiones humanas con ese pulso mayor que las sostiene.

En este sentido, trabajar con la voluntad trascendente implica una disposición a leer los signos que emergen tanto en el cielo como en el cuerpo, y a actuar desde una conciencia que sabe situarse en el cruce –en el ecotono– entre el tiempo divino y la acción encarnada. Implica dejarnos guiar por una inteligencia que sobrepasa la lógica lineal, sin abandonar la responsabilidad personal de responder con claridad y presencia a lo que se revela.

EL ECOTONO COMO TERRITORIO DE RESISTENCIA CREATIVA

En ecología, un ecotono es un límite vivo. Es un espacio intermedio donde dos ecosistemas se encuentran, se superponen y se influyen mutuamente. En esta franja donde no hay límites fijos, líneas rectas, ni barreras duras, aumenta la diversidad y se intensifica la tensión creativa. En este espacio, conviven especies de ambas orillas y aparecen otras que sólo existen en este umbral.

El ecotono no pertenece del todo a un territorio ni al otro. Es un lugar de tránsito, de mezcla y de brotes emergentes.

Nuestro cuerpo vive ecotonos cada vez que atraviesa un cambio fisiológico, hormonal o energético. El instante antes de un estiramiento completo, el borde de la respiración entre inhalar y exhalar, la piel donde el calor se encuentra con el frío, la pupila ajustándose a un cambio de luz.

Son territorios*umbrales somáticos, donde dos estados conviven momentáneamente y nuestro sistema nervioso reorganiza sus coordenadas. Habitar estos espacios invita a la presencia y a cultivar una atención fina, atenta a lo pequeño. Pide la capacidad de escuchar la articulación que aún no se mueve, el músculo que empieza a aflojar, del latido que se acelera antes de estabilizarse.

A nivel mental, el ecotono se revela en el instante en que una creencia empieza a aflojarse, pero aún no ha sido reemplazada por otra.

Es el territorio incierto entre el código antiguo y el nuevo. Un lugar en el cual el pensamiento se abre a posibilidades que todavía no tienen forma.

Aquí la mente se abre a lo ambiguo, tolera la incomodidad y aprende a no apresurar sus conclusiones.

Es un espacio fértil para la imaginación y la intuición, pero también frágil si la prisa o el miedo nos empujan hacia definiciones prematuras.

En el plano emocional, podemos reconocer el campo del ecotono en las mezclas, como por ejemplo, la tristeza luminosa de un cierre que nos ofrenda libertad; la alegría que se entreteje con la nostalgia; el alivio que se entrelaza con el vértigo. Son emociones liminales que de alguna manera nos obligan a sentir más de un registro al mismo tiempo. Permanecer en ellas es un acto de madurez afectiva. Es reconocer que la vida no se ordena en compartimentos fijos. La vida se ordena en medio de transiciones complejas a través de las cuales nuestra verdad emocional se revela plural y diversa, rica. Esta multiplicidad equivale a una diversidad, un registro ecológico propio.

PROTEGER NUESTRA DIVERSIDAD EMOCIONAL

Podemos imaginar nuestra diversidad emocional como un bosque, un ecosistema vivo donde cada emoción es una especie única que aporta algo al equilibrio del todo.

Aquí las expresiones más suaves conviven con las más intensas. Como flores delicadas junto a árboles centenarios. No todas florecen al mismo tiempo. No todas crecen con la misma luz. Cada una tiene su lugar, su función irremplazable en el tejido del todo.

Proteger este bosque es un acto de conciencia y de resistencia. Vivimos una cultura que empobrece nuestro ecosistema emocional. Mandatos que reducen nuestro registro a unas pocas expresiones aceptables. Creencias que patologizan nuestra riqueza emocional. Preservar la riqueza de nuestro bosque afectivo es afirmar que la salud emocional nace de la diversidad y del respeto por nuestros propios ciclos. Así, nuestra diversidad emocional deja de ser un paisaje salvaje que tememos. Se transforma en un refugio íntimo vivo, nutricio y regenerativo. Un santuario en el que nuestra complejidad humana puede respirar y florecer.

EL ECOTONO Y LA INTERSECCIÓN DE LOS TIEMPOS

Desde la perspectiva de un tiempo lineal, el ecotono se revela como un momento de paso. Un antes y después. Origen y destino. Pero en el tiempo trascendente, el ecotono es una intersección, un lugar en el que los ciclos se tocan. El pasado y el futuro se sobreponen. Emerge una trama más amplia. Es el instante en el cual el presente se vuelve poroso y da paso a ecos de otros tiempos. Estos ecos revelan las llaves de las puertas cerradas en el presente.

El ecotono, como territorio transitorio, no sólo describe un fenómeno ecológico, sino también una geografía del alma.

Hay personas que, por destino o por experiencia, vivimos de manera permanente en estos umbrales. Entre países, lenguas, culturas, oficios, vínculos. Somos almas migratorias. Nuestra identidad se forma en la tensión de dos o más mundos. Nuestra memoria corporal guarda tanto la riqueza de la multiplicidad como el dolor de nunca sentirnos completamente ancladas en ninguno. En este ecotono migratorio, la pertenencia nunca es absoluta. El alma migratoria aprende a tejer un hogar móvil. Se teje con fragmentos de aquí y de allá. Se reconoce en comunidades efímeras nacidas en los cruces, en los viajes, en las orillas. El ecotono es su territorio natural. Un lugar donde la mezcla es la norma. Un lugar en el cual la raíz no sólo se hunde en la tierra física, sino también en la experiencia encarnada y en la memoria.

La herida de la pertenencia aparece cuando este tránsito no es uno elegido. Cuando las fuerzas externas -sean guerras, desplazamientos o rupturas-, arrancan el alma de su territorio. Esta herida puede manifestarse como una sensación persistente de exilio, incluso en entornos familiares. También emerge como la sospecha de que en cualquier momento el lugar que habitamos dejará de ser nuestro. El ecotono, en este caso, se vive con desconfianza. Se revela como recordatorio de nuestra inestabilidad.

En el marco de la narrativa del tiempo trascendente, el ecotono puede convertirse en santuario para el alma migratoria. Aquí el alma asume su naturaleza de umbral sagrado. Desde este lugar, la pertenencia ya no se mide por el arraigo a un suelo fijo, sino por la capacidad de reconocerse y sentirse reconocida en múltiples paisajes. El alma que acepta el ecotono como su casa, su lugar, aprende a moverse entre realidades con la ligereza de quien lleva su centro consigo. Aprende a transformar la herida de la pertenencia en un sentido más abierto y flexible de hogar.

En este reconocimiento, el ecotono deja de ser solamente un espacio transitorio y se revela como un cruce entre distintos ritmos del tiempo. El pulso íntimo del alma migratoria se encuentra con los ciclos mayores. La experiencia personal de nuestra pertenencia dialoga con un orden más amplio que el de las fronteras humanas. Este territorio intermedio actúa como un puente entre la memoria vivida y el compás cósmico. Nos recuerda que nuestra verdadera orientación no proviene de relojes ni calendarios impuestos, sino de nuestra sintonía con los movimientos que la creación inscribe en el mundo. En el contexto de los eclipses, este puente se vuelve aún más visible.

EL ECOTONO Y LOS ECLIPSES EN EL EJE PISCIS*VIRGO

Los eclipses son momentos en los que la luz y la sombra alteran el ritmo habitual. Abren grietas en la estructura del tiempo lineal.

Aquí, la soberanía espiritual consiste en tener la capacidad (agencia) de elegir desde qué pulso vivimos, qué calendario seguimos, reconociendo que cada alineación celeste nos ofrece un compás propio, ajeno a las exigencias de la productividad. En este sentido, el ecotono no es sólo un umbral geográfico o emocional, sino un santuario desde el cual resistir las imposiciones del tiempo artificial y mantenernos fieles al tiempo vivo que se revela en la danza entre el cielo y la Tierra.

El tiempo lineal se presenta como un constructo destinado a regular la vida productiva y, a menudo, condicionar la libertad y práctica espiritual. Estos eclipses nos invitan a discernir entre el tiempo que responde al movimiento de los astros, la Tierra y a la creación, y un tiempo que se impone a favor de las estructuras de control.

El nodo norte en Piscis indica que como humanidad evolucionamos hacia la percepción del tiempo como un tejido vivo de revelación y comunión.

El nodo sur en Virgo facilita la depuración de las formas, prácticas y hábitos que encasillan nuestra subjetividad mística dentro de los marcos artificiales de la ‘sobrecultura’.

SOBERANÍA ESPIRITUAL

Los eclipses en el eje Piscis*Virgo abren una reflexión sobre la soberanía espiritual como derecho inherente y como práctica consciente. El tiempo divino, vinculado al Kairós, se manifiesta como una arquitectura invisible que organiza la vida espiritual en ciclos y umbrales de sentido.

En la tradición de los pueblos originarios de la Tierra, este tiempo*sentido estaba marcado por la observación de la Luna, el Sol y las estaciones, en sincronía con los ritmos internos del cuerpo y de la comunidad.

En este contexto, el nodo norte en Piscis nos habla de la reapropiación de una experiencia de culto que nace del contacto directo con lo sagrado, sin intermediarios que limiten el acceso a su misterio.

Piscis abre la percepción a una comunión sin fronteras en la que integramos la práctica espiritual con la contemplación, el arte y el silencio, todas como formas legítimas de devoción. La Luna llena y el eclipse lunar en este signo actúan como reveladores. Iluminan aquello que aún está latente en el inconsciente colectivo y muestran la dirección hacia una espiritualidad más fluida y encarnada.

El nodo sur en Virgo nos ofrece la oportunidad de liberar las estructuras, dogmas y hábitos que, aunque sirvieron como medios para organizar nuestra práctica devocional en el pasado, necesitan hoy una actualización. Patrones devocionales atrapados en prácticas que han terminado por fragmentar o condicionar nuestra experiencia espiritual.

La Luna nueva y el eclipse solar en Virgo actúan como un reinicio. Se depuran los calendarios, las liturgias y los rituales que respondían a un tiempo lineal impuesto, incluso en comunidades y linajes que predican en nombre de la circularidad.

Este tiempo lineal ha servido en muchos contextos para controlar el acceso a lo sagrado, para domesticar la fuerza espiritual de las comunidades y subordinarlas a agendas políticas o económicas.

Ambos eclipses, tomados en conjunto como un ciclo de quince días (del 7 al 21 de septiembre), invitan a una práctica deliberada de soberanía espiritual. Invitan a observar el cielo como un texto vivo. A alinear nuestras prácticas devocionales con las fases y los signos que las enmarcan, las contienen. A recuperar la autonomía para establecer una liturgia propia en armonía con la creación. Esta soberanía implica reconocer la autoridad del tiempo divino sobre cualquier artificio temporal humano. Nos invita a enraizar nuestra espiritualidad en la trama cósmica que vincula a cada persona con su linaje, su Tierra y su cielo.

Esta comprensión del tiempo divino frente al tiempo lineal encuentra una resonancia profunda cuando se observa a la luz de la memoria biológica y cultural. La epigenética ha demostrado que las experiencias de trauma, opresión o control excesivo dejan huellas que no se borran con el cambio de una sola generación.

Si las comunidades ancestrales vivieron bajo sistemas rígidos de castas, absolutismo religioso, amenazas constantes de castigo o miedo a la ira divina o estatal, esas formas de vigilancia y subordinación han modelado no sólo las costumbres, sino también la respuesta neurológica y emocional de sus descendientes. El cuerpo y la psique actuales pueden cargar con una predisposición a buscar seguridad en estructuras externas de orden y certeza, incluso cuando estas estructuras reproducen las limitaciones y restricciones que sofocan nuestra vida espiritual.

Los eclipses en el eje Piscis*Virgo, vistos desde esta perspectiva, no sólo invitan a la depuración de hábitos espirituales estériles o impuestos, sino que abren la posibilidad de interrumpir cadenas ancestrales de obediencia inconsciente. La luna llena en Piscis, con el nodo norte, ofrece una oportunidad para recordar que la autoridad suprema no reside en figuras humanas ni en calendarios institucionales, sino en la trama de relaciones vivas que unen cuerpo, Tierra y cielo.

La luna nueva en Virgo, con el nodo sur, aporta la claridad necesaria para identificar los patrones heredados que confunden la disciplina con el sometimiento. El orden con represión. Si acompañamos este discernimiento con prácticas conscientes, permitimos que la soberanía espiritual se ancle no sólo en nuestro deseo y nuestra voluntad en el presente, sino también en una reparación profunda de la memoria heredada. En este sentido, la soberanía espiritual no se limita a la libertad de culto o a la elección personal de un calendario sagrado, sino que se extiende también a la liberación de las respuestas automáticas que se activan ante la incertidumbre.

Reconocer el origen histórico y biológico de estas reacciones hace parte de la alquimia que estos eclipses proponen. Convertir la memoria del miedo en una memoria de comunión. Transformar las disciplinas impuestas en prácticas elegidas. La integración de este proceso restaura la capacidad individual de escuchar el tiempo divino y la fuerza colectiva para vivirlo sin distorsiones.

El trabajo espiritual que este ciclo de eclipses en el eje Piscis*Virgo propone, se da en un terreno atravesado por memorias arquetípicas profundamente inscritas en la psique y el cuerpo.

La retórica punitiva, la demanda de lealtad incuestionable, la exaltación de la violencia y la nostalgia por un pasado supuestamente puro, no son invenciones recientes. Son reactivaciones de patrones ancestrales. El señor feudal, el dios iracundo y la figura paterna castigadora forman parte de un archivo arquetípico que nos gobernó a través del miedo, la sumisión y, también, la escenificación y el espectáculo. Estas figuras resurgen en el imaginario colectivo de hoy. Son impulsos latentes que animan estos mitos. Hay ciertos liderazgos que saben reavivar este miedo. Lo hacen al ofrecernos la familiaridad de un protector severo en tiempos de inestabilidad.

En este contexto, los eclipses del 7 y 21 de septiembre operan como espejos y portales. Confrontan nuestra atracción hacia sistemas que prometen seguridad a cambio de obediencia. También abren la vía hacia una espiritualidad que encuentra su protección y seguridad en la interdependencia y no en la sumisión.

SATURNO RETRÓGRADO DE ARIES A PISCIS

Hay algo en esta próxima etapa de eclipses que nos habla de un acto de purificación de las estructuras y hábitos heredados que confunden autoridad con control. Disciplina con temor. Aquí, nuestro discernimiento se organiza no sólo en torno al orden de nuestras prácticas espirituales, sino en torno a los reflejos condicionados que nuestro cuerpo guarda frente a la autoridad.

Esta trama se intensifica con Saturno retrógrado que –días después del eclipse solar en Virgo– volverá a internarse en Piscis, revisitando los territorios emocionales y espirituales que necesitan una estructura más consciente, y menos castigadora y exigente.

Además, en el momento del eclipse solar en Virgo del 21 de septiembre, Saturno estará exactamente sobre el grado cero de Aries, punto cardinal que marca inicios y redefiniciones. Este emplazamiento refuerza la necesidad de cortar con los patrones que perpetúan un culto al orden basado en el miedo, y de establecer en su lugar un pacto con una autoridad interior que sea fértil y protectora. En este cruce de cielos, el tiempo divino se alinea con un llamado a reescribir nuestra relación con el poder como la capacidad de sostener la vida y el espíritu en libertad.

El ciclo de eclipses en el eje Piscis*Virgo, junto al Saturno retrógrado de Aries a Piscis, puede leerse también como un llamado a revisar las figuras masculinas ancestrales que han modelado la vida colectiva y espiritual de la humanidad. En su dimensión simbólica, este eje conecta con la memoria de los abuelos. No sólo en el sentido genealógico, sino como arquetipo de autoridad, guardián de la tradición y transmisor de valores. Estas figuras, moldeadas por contextos históricos de supervivencia, jerarquía y control, dejaron un legado de masculinidades que combinaron cuidado y severidad, protección y poder, espiritualidad y dogma.

La luna llena y eclipse lunar en Piscis ilumina el aspecto espiritual y devocional de este linaje. La masculinidad se expresó como sostén de la fe, guardián de lo invisible y puente hacia lo trascendente. Sin embargo, en esa misma herencia persisten formas de autoridad que restringen la experiencia espiritual al plano de la obediencia y la verticalidad.

La Luna nueva y eclipse solar en Virgo, en conjunción con el nodo sur, es el momento para depurar esa transmisión. Conservamos la fortaleza y la disciplina, pero liberamos los patrones de control que sofocan la autonomía del alma.

Saturno retrógrado, transitando nuevamente por Piscis después de este ciclo, contextualiza esta revisión tan necesaria. Su retorno a este signo confronta el modo en que la autoridad masculina ha definido la moral, el culto y el acceso a lo sagrado.

Saturno retrógrado sobre el grado cero de Aries nos convoca a reescribir nuestro pacto entre lo masculino y lo espiritual. Un nuevo acuerdo en el que el poder, como imposición, se transforme hacia el poder como responsabilidad. En este sentido, los eclipses operan como un laboratorio de memoria y transformación, donde el patriarcado somático*espiritual puede ser comprendido, desarmado y reconfigurado como una herencia que nos puede sostener por vías que no impliquen la dominación y el abuso de poder.

PATRIARCADO SOMÁTICO*ESPIRITUAL

En el marco de Soberanía Creativa, el patriarcado somático*espiritual es una estructura encarnada que ha condicionado la percepción del poder, la relación con lo sagrado y la organización de la experiencia interior.

Lo podemos definir como el entramado histórico, cultural y religioso que ha inscrito en el cuerpo, la mente y la vida espiritual de las personas –y de las comunidades– un modelo de autoridad masculina vertical, jerárquica y normativa, cuya legitimidad se presenta como trascendente.

No se trata solamente de un sistema social o de una doctrina.

En su dimensión somática, este patriarcado se manifiesta a través de la voz de patrones corporales y respuestas nerviosas heredadas que asocian seguridad con obediencia, protección con sumisión y orden con control. Estas respuestas han sido reforzadas por generaciones de disciplina física, miedo a la sanción (véase, exilio) y represión de la expresión emocional.

Todo esto genera cuerpos preparados para adaptarse a jerarquías en lugar de cuestionarlas.

Desde la perspectiva de Soberanía Creativa, abordar el patriarcado somático*espiritual implica reconocer sus huellas en nuestro cuerpo y psique. Implica comprender su transmisión transgeneracional y desarticular sus estructuras internas y externas.

Este trabajo no se limita a la crítica conceptual. Requiere de prácticas encarnadas de reorientación nerviosa. Requiere que depuremos nuestros rituales y prácticas. Que recuperemos formas devocionales que restituyan la autoridad espiritual al vínculo vivo entre cuerpo, Tierra y cosmos.

En este proceso de restitución, la figura de la bruja aparece como guía y encarnación de esta soberanía recuperada.

LA BRUJA ENCARNA EL ECOTONO ENTRE MUNDOS

El lugar de la bruja en el ecotono le permite moverse entre códigos, atravesar fronteras impuestas y devolver a la práctica espiritual su carácter vivo y no mediado. Ella recuerda que la autoridad espiritual no se concede desde fuera, sino que se ejerce desde la capacidad de habitar el umbral con conciencia, reconociendo la pluralidad de fuerzas que nos constituyen y sosteniendo vínculos que trascienden las estructuras de control.

La bruja encarna el ecotono entre mundos. Habita la franja donde lo visible y lo invisible se encuentran, donde las leyes de la naturaleza dialogan con las leyes del espíritu. Su lugar no es el centro de los reinos, sino el umbral que los conecta. Allí donde las raíces se entrelazan con las corrientes del aire y donde el tiempo humano roza el tiempo eterno.

Como el ecotono, la bruja es un territorio de diversidad y mestizaje. Acoge lenguajes, prácticas y memorias que no podrían sobrevivir en zonas de homogeneidad. En su presencia, las fronteras se vuelven porosas y la vida recupera la complejidad que la protege.

El arquetipo de la bruja puede entenderse como un ecotono simbólico, un espacio de transición y encuentro entre sistemas de conocimiento, prácticas culturales y realidades diferentes. Así como en la ecología, el ecotono es un área de alta biodiversidad que combina elementos de dos o más ecosistemas, la bruja habita y opera en la intersección entre lo visible y lo invisible, lo individual y lo colectivo, lo material y lo espiritual. Este posicionamiento le da acceso a saberes, técnicas y lenguajes que no pertenecen a un ámbito único. La bruja funciona como mediadora y traductora entre mundos. En este sentido, la bruja como ecotono no está exiliada, ni es marginal por estar fuera de un sistema. Es estratégica por situarse en el borde, en la orilla. Ahí donde la interacción y la adaptación son constantes.

Así como ocurre en los ecotonos biológicos, esta ubicación expone a la bruja a tensiones y conflictos. Esa es parte de su vulnerabilidad. Este mismo lugar también le ofrece un potencial elevado para la innovación, la preservación de la diversidad cultural y la resistencia frente a la homogeneización impuesta por las estructuras de poder.

En este contexto, la bruja encarna también la figura que habita el tiempo soberano. Habita un ritmo no sometido a la lógica lineal ni a los calendarios regulados por sistemas de control. Un ritmo guiado por ciclos naturales. Por los astros y fuerzas vivas de la Tierra. Desde este lugar, su práctica no obedece a horarios productivos ni a festividades codificadas por instituciones. Sigue un compás que reconoce como propio y legítimo.

Así, la bruja como ecotono, no sólo media entre mundos, sino también entre formas de medir y vivir el tiempo. Devuelve la autonomía a la experiencia espiritual. Restablece la coherencia con la trama viva que la sostiene.

LA BRUJA

UN RECORRIDO A DOS VOCES; UN ECOTONO COLABORATIVO

Dos brujas, Nuria y yo, con miradas que provienen de universos muy distintos, con formaciones, sensibilidades y paisajes internos propios, se encuentran en un mismo umbral. El arquetipo de la bruja, con su raíz en figuras míticas, históricas y culturales que han mediado entre mundos, encuentra en nuestra colaboración una encarnación contemporánea.

Nuria y yo no vemos lo mismo, y es precisamente ahí que reside la riqueza de nuestras miradas compartidas. Es nuestra diferencia la que amplía el campo de la percepción y permite que patrones sutiles –que tal vez una sola no percibiría– se vuelvan visibles al ser nombrados en conjunto.

Como en los linajes de videntes, sanadoras y tejedoras de destino, aquí nuestra diferencia es el motor para un trabajo más amplio y profundo. El reconocimiento mutuo actúa como el respeto que antiguamente unía a mujeres sabias en la transmisión oral de sus saberes. Me refiero a un saber que en vez de imponerse se ofrenda.

En esta alianza, la bruja deja de ser una figura aislada para convertirse en parte de un coro de voces en resonancia desde su diversidad. Como las völvas que compartían cantos rituales o las sacerdotisas que guardaban turnos en los templos, la fuerza no reside solamente en la voz de cada una, sino en la resonancia que se crea entre ambas.

Dos miradas distintas sobre un mismo territorio expanden su geografía.

Caminamos cerca desde hace quince años, tiempo en el que nuestra relación en conciencia cíclica ha atravesado estaciones y procesos. Es un vínculo que ha madurado y que se revela hoy como un tejido cuyo diseño, orden y patrón emerge en coherencia. Hay hilos que revelan hoy profundidades insospechadas hace unos años atrás. Mi madre falleció hace poco en una fecha especialmente significativa en la línea de tiempo de Nuria, algo que a ambas nos interpeló. Un punto de unión en el tiempo sagrado que nos habla de la misteriosa urdimbre que sostiene nuestra amistad, y nuestra benevolente alianza. Este capital humano y espiritual de nuestro vínculo y que compartimos a través de esta colaboración, es tierra fértil para el camino propuesto con la bruja.

Es un valor añadido al proyecto que respalda la profundidad, la belleza y la verdad que vamos a compartir.

Nuria es actriz de voz. A través del doblaje, ha dado vida a grandes villanas y brujas del imaginario cinematográfico. Estas figuras han pasado por su cuerpo y su voz, permitiéndole experimentar de manera directa las múltiples ramificaciones de la demonización histórica de la bruja. Ha habitado las tensiones entre el poder femenino, su representación arquetípica y las narrativas que lo han distorsionado o temido. Ha encarnado desde adentro, desde su resonancia interna, las sombras proyectadas sobre este arquetipo.

En la bruja, Nuria nos acompañará con su magia para narrar. Una magia que proviene tanto de su oficio como de su vínculo profundo con el misterio.

En la bruja, su voz convocará a grandes guardianas del arquetipo. A Circe, la hechicera; Medea, la maga; Hécate, señora de las encrucijadas y guía de los umbrales; entre otras. Cada una de ellas trae consigo un linaje simbólico y una memoria que sigue viva en los pliegues de nuestra cultura.

Mencionar sus nombres es invocar el misterio. Escuchar sus historias es recordar algo que vive y pulsa más allá del tiempo lineal. Algo que pertenece a la memoria profunda de lo humano. Nuria las contará y las hará presentes. Devolverá sus voces al espacio vivo de la experiencia, para que podamos encontrarnos con ellas como maestras y aliadas en nuestro propio camino.

CONTENIDOS DE LA BRUJA

La bruja es un recorrido de cinco entregas, una por mes, que sigue el trayecto del Sol desde Virgo hasta Capricornio.

Cada entrega incluye dos audios –uno grabado por mí y otro por Nuria– y un PDF con material escrito.

No se realizarán reuniones por Zoom.

La bruja es un plan de estudio diseñado para que cada persona avance a su propio ritmo.

El camino de la bruja se abre con los eclipses, umbrales para este trabajo. Durante el recorrido, cruzaremos el portal de los ancestros y el inframundo de Venus, transitando procesos de revelación, depuración y transformación profunda.

¿RESPONSABILIDAD U OPORTUNIDAD??

La abuela Margarita aconsejaba sustituir la palabra responsabilidad por oportunidad, recordándonos, en este contexto, que estos tránsitos celestes no sólo exigen compromiso, sino que ofrecen un acceso privilegiado a fuerzas que raramente se abren de este modo.

El contenido de la bruja combina metodologías y prácticas aplicables, orientadas a trabajar con las corrientes iniciáticas y a transitar de forma consciente los ciclos de muerte espiritual.

Propondré herramientas concretas para manejar nuestra ferocidad ante la depredación. También propondré un cuerpo de trabajo energético y creativo, fuera del marco ceremonial, más cerca del eros creativo y los conjuros vitalistas.

Propondré algunas prácticas de desprogramación de maleficios narrativos que sostienen nuestro sistema de creencias y nos esclavizan al sufrimiento transgeneracional. Con este contexto maléfico, me refiero a la carga transgeneracional del abuso y del mal uso de poder que se nos pide transformemos, ahora, en este tiempo.

Cada entrega de la bruja ofrece instrucción precisa para sostener, encauzar y comprender estos procesos, con un enfoque que integra lo simbólico, lo histórico y lo experiencial.

Este recorrido está concebido como la base para un trabajo más profundo.

A partir del 2026, es probable que se abra círculos de estudio y práctica de la bruja.

Para participar en esos espacios será requisito haber completado este camino, de modo que el grupo comparta un lenguaje común, un terreno mito*poético previo y una experiencia encuerpada de las herramientas que les propondré.

LA BRUJA

MITO*POÉTICA DEL DESCENSO

un recorrido de cinco meses en colaboración con Nuria Fernández.

*del primero de septiembre 2025 al 18 de enero 2026*

* * *

Esta propuesta nace como un llamado a mirar con coraje, sensibilidad y profundidad la sombra femenina tal como se ha encarnado en nuestras historias, vínculos, culturas y cuerpos. No desde el juicio ni el castigo, sino como acto de restitución y maduración colectiva.

La intención es ofrecer un modelo reparador de los daños -grandes o pequeños- que hemos causado o recibido desde nuestra ignorancia. Uso esta palabra con benevolencia, no con reproche. Ignorancia no como un déficit moral, sino como una consecuencia natural de nuestra orfandad de iniciaciones en torno a la conciencia y al uso del poder personal, espiritual y creativo.

No hemos sido acompañadas. No se nos ha mostrado cómo custodiar nuestro fuego y nuestra agua. Nuestro aire y nuestra tierra. Nuestro éter.

Se nos negó el mapa, es decir se nos negó el acceso a la sabiduría de nuestro propio cuerpo. Ésta es, en parte, la herencia de lo femenino en este tiempo.

Y también su punto de partida para la transformación.

ETAPAS DEL RECORRIDO

Septiembre. Primera entrega.

Apertura y preparación iniciática. VIRGO.

Iniciamos el recorrido de la bruja en la temporada de Virgo, signo vinculado a la purificación, el discernimiento y al orden natural. En esta primera entrega estableceremos una relación segura con el mundo invisible, reconoceremos nuestras formas disociadas de poder, y comenzaremos a articular un mapa de auto*iniciación desde el cuerpo, la memoria y el símbolo.

Octubre. Segunda entrega.

El umbral vincular. LIBRA.

Trabajaremos con las heridas de la sororidad, las proyecciones en los vínculos femeninos y la teatralización espiritual. Esta etapa ofrece herramientas para reconocer y reparar las tramas heridas vinculadas al poder disfrazado de luz, discernir su impacto en relaciones simbióticas o jerárquicas, y abrir el campo para una ética relacional regenerativa, basada en la afinidad afectiva y creativa, la madurez y la verdad mutuamente encarnada.

Noviembre. Tercera entrega.

Portal de los Ancestros. ESCORPIO.

Esta entrega coincide con Samhain, que marca el inicio del año espiritual en muchas culturas de raíz celta. Nos enfocaremos en el trabajo con las memorias uterinas, los contratos transgeneracionales, el duelo no elaborado y las historias no contadas del linaje femenino. Esta etapa propone una restauración de la memoria matrilineal desde la ternura, el coraje y la sinceridad. Incluye prácticas somáticas, rituales de restitución y ejercicios de restauración de la integridad energética del campo familiar.

Diciembre. Cuarta entrega.

El fuego de la visión. SAGITARIO.

Momento de revisar las distorsiones espirituales que hemos heredado o reproducido, el idealismo ciego, la peregrinación sin compromiso, la ilusión de pertenecer a un linaje sin haber hecho el trabajo relacional profundo con sus raíces. Este tramo del recorrido servirá como crisol para transitar del mito romántico al compromiso auténtico con la vida, el cuerpo, la comunidad y el misterio.

Enero. Quinta entrega.

Redención y madurez afectiva. CAPRICORNIO.

Este umbral coincide con la conjunción exterior de Venus con el Sol, evento astronómico vinculado al Inframundo simbólico, en el signo de Capricornio, junto a Marte. Trabajaremos aquí con la sombra femenina profunda, los enredos de poder afectivo, la teatralización del trauma, el deseo de venganza, la inmadurez vincular y la herida de Ereshkigal. Este tránsito será abordado como una oportunidad para madurar nuestro deseo, restaurar el vínculo con el masculino -interno y externo- y sembrar una nueva forma de amor ético, devocional y real, como fundamento de nuestro servicio y custodio de la integridad del uso que hacemos de nuestro poder.

*

El valor del recorrido de la bruja es de 188 euros.

La fecha límite para unirte a la bruja es el lunes 25 de agosto. La primera entrega de la bruja será el primero de septiembre.

Aquí tienes los enlaces de pago de Paypal y Stripe:

PAYPAL

STRIPE

Para otras opciones de pago y ajustes de valor, escríbenos a info@soberaniacreativa.net

============================================================

Copyright © *2022* /*Paloma Todd Montes*; todos los derechos reservados.

Nuestra dirección es: Soberania Creativa – M.Bracetti 20 – San Juan, PR 00925 – USA

 

Fuente: Soberanía Creativa

0 comentarios

Dejanos tu comentario sobre el artículo La Bruja, Eclipses y Soberanía