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Artículo El amor y las emociones afectan nuestros genes

Bruce Lipton, el biólogo que está revolucionando las bases de la ciencia: «El amor y las emociones afectan nuestros genes»

El científico, autor del best seller La Biología de la creencia, visita nuestro país para dar una conferencia sobre cómo podemos redescubrir nuestro poder y generar un impacto positivo en nuestras vidas y en el planeta.

“¿Miraste por la ventana, últimamente? Si leés las noticias o navegás por Internet, vas a notar que la civilización está en un mundo caótico”, escribió recientemente en un posteo de Instagram el Doctor Bruce H. Lipton (80). Pero enseguida, con su carisma y optimismo característico, agregó: “¡La crisis incentiva la evolución! La buena noticia, es que cuando despertamos a nuestro poder inherente y tomamos decisiones distintas, se manifiestan las oportunidades para crear una vida y un mundo mejor”.

No lo dice porque sí. Tampoco lo dice en términos de pensamiento mágico ni espera milagros. Su trayectoria de más de cincuenta años en el mundo de la ciencia lo llevó a investigar la biología celular en profundidad, y en 2005 publicó un libro que actualmente sigue siendo su obra maestra.

La Biología de la Creencia (del inglés original The Biology of Belief, publicado por la editorial norteamericana Hay House), presentó una visión revolucionaria en torno a la epigenética, el campo que estudia cómo un gen puede modificarse por factores externos —el estrés, el entorno, la alimentación, etc.— sin cambiar su estructura básica.

“Me di cuenta de que la forma en que percibimos el mundo puede alterar nuestra biología a nivel de las células, y que no somos víctimas de nuestros genes, sino cocreadores de nuestras experiencias. Lo que pensamos y sentimos impacta directamente en nuestra salud y vida cotidiana, ya que afecta la expresión de los genes y el comportamiento celular”, explicó en esta entrevista para Sophia.

Aunque el término epigenética se atribuye desde 1942 al biólogo, genetista, paleontólogo y filósofo británico Conrad Waddington, fue con el libro de Lipton que el término se difundió y cobró mayor relevancia, tanto en el campo de la ciencia como en las personas que llegaban al libro.

Pese a que durante años fue un científico agnóstico, hoy el Doctor Lipton cree firmemente en la unión entre ciencia y espiritualidad y considera que allí reside una de las claves para una evolución planetaria positiva. En su inminente visita a la Argentina, donde brindará una conferencia el sábado 30 de noviembre, conversó con Sophia sobre este nuevo camino a seguir, y su impacto en nuestras vidas y nuestro bienestar.

“Sólo cuando ciencia y espíritu se unan de nuevo, dispondremos de los medios necesarios para crear un mundo mejor”, escribió en La Biología de la Creencia. ¿Qué precisamos para generar esa unión?

— Necesitamos un cambio de perspectiva profundo, en todos los niveles —científico, religioso y personal—, y reconocer y aceptar la existencia de una conciencia superior, un campo energético que conecta a toda la vida, la fuente de la que todos provenimos y a la que volvemos. La ciencia es una herramienta increíble, pero no lo explica todo. Existe también una dimensión espiritual en nuestro ser, y tanto el universo como la creación se pueden entender a través de la ciencia, sin perder su esencia sagrada. La física cuántica, por ejemplo, está revelando conexiones entre la conciencia y la materia que nos invitan a entender cómo los principios espirituales operan en un nivel tangible. Cuando ciencia y espíritu colaboren en lugar de competir, tendremos el conocimiento y las herramientas para sanar al mundo en todos los planos: físico, mental, emocional y espiritual.

— El psiquiatra británico Iain McGilchrist ha dicho que valores como el amor, lo sagrado y lo trascendental perdieron su lugar en nuestra vida, al no ser contemplados por la ciencia.  ¿Qué piensa acerca de esta afirmación?

— Es cierto que la ciencia moderna ha dejado de lado aspectos fundamentales de la experiencia humana, porque los considera poco cuantificables. Sin embargo, estas cualidades son esenciales para el bienestar y la realización personal y colectiva. En mi experiencia, la ciencia puede coexistir con lo trascendental, y también puede ayudarnos a comprender su impacto en nuestras vidas. La epigenética ha demostrado que el amor y las emociones positivas no son sólo ideas abstractas, sino que afectan de manera tangible la expresión de nuestros genes y la salud celular. Cuando sentimos amor o cuando vivimos con un propósito, generamos entornos bioquímicos que fortalecen nuestro sistema inmunológico y fomentan la salud y el bienestar.

— En varias oportunidades, utilizó el concepto de la geometría fractal para explicar procesos evolutivos como la expansión de la conciencia. ¿Puede explicar esta idea de manera sencilla?

La geometría fractal es un tipo de patrón repetitivo que encontramos en la naturaleza, donde cada parte es una versión pequeña del conjunto total: un copo de nieve, un helecho o las ramas de un árbol. Lo fascinante, es que ilustra cómo a partir de patrones simples que se repiten y expanden, puede surgir algo complejo. Al igual que un fractal, nuestra conciencia crece y se expande a medida que comprendemos más sobre nosotros mismos y nuestro lugar en el universo.

— ¿Podría darnos un ejemplo?

— A lo largo de la vida, podemos enfrentarnos repetidamente a ciertos desafíos y patrones y, en cada etapa, tenemos la oportunidad de comprenderlos desde una perspectiva más elevada o madura. La expansión de la conciencia sigue un patrón similar al de un fractal: siempre estamos creciendo y evolucionando, como una espiral ascendente. Esto también se observa en las sociedades y las culturas. La humanidad está en una expansión constante de comprensión y conciencia. Cada generación, puede aprender y construir sobre la anterior, creando un movimiento continuo hacia una conciencia global más avanzada y unificada.

Cuando el Doctor Bruce H. Lipton publicó su primer libro, La biología de la creencia, fue rechazado por parte de la comunidad científica. Hoy, en cambio, sus ideas tienen una amplia recepción.

— En otro de sus libros, La biología de la transformación, escribe junto a Steve Bhaerman que una buena y mala noticia es que la civilización, tal como la conocemos, está por desaparecer. ¿A qué se refiere?

Estamos en un punto de cambio profundo. La «civilización tal como la conocemos» está construida sobre sistemas y creencias que ya no nos sirven y que han contribuido a los problemas que enfrentamos hoy, como la crisis ambiental, la desigualdad y la desconexión entre los seres humanos. Este colapso de los viejos sistemas es una oportunidad para construir algo nuevo y más consciente. Estamos en camino a crear un mundo más compasivo, enfocado en valores que reflejan nuestra verdadera esencia humana, como el bienestar colectivo y la paz.

— Actualmente, ¿dónde ve reflejado este nuevo mundo?

Muchas personas están cuestionando las aspiraciones materiales y están buscando un sentido más elevado en sus vidas, lo que refleja un deseo de trascendencia, de vivir una vida con significado. Hay también varios rasgos positivos que estamos desarrollando, como una mayor conciencia ambiental, mayor valoración de la diversidad, mayor inclusión, y además el reconocimiento del poder de la mente y la conciencia.

— Sin embargo seguimos generando guerras, eligiendo gobiernos déspotas y deteriorando el ambiente natural… ¿Por qué? ¿Es parte del camino?

La razón por la que seguimos cayendo en patrones destructivos, tiene sus raíces en una combinación de condicionamientos profundamente arraigados y en creencias limitantes sobre nuestra naturaleza y nuestro papel en el mundo. Durante generaciones nos vimos como seres separados, competitivos, centrados en la supervivencia, bajo la idea de que la vida es una lucha donde sólo los más fuertes sobreviven. Esta creencia, moldeó la forma en que percibimos nuestras relaciones y prioridades como sociedad. Además, la “mentalidad de recurso” y la visión materialista valora el éxito individual, la acumulación de bienes y la explotación del entorno natural sin comprender que formamos parte de él.

— ¿En qué medida cree que las redes sociales y los avances tecnológicos como la IA., contribuyen a la unión del mundo espiritual y el material o, por el contrario, no lo hacen?

La tecnología es una herramienta que refleja y amplifica nuestras intenciones. Si la usamos para expandir la comprensión, la compasión y la conexión, puede acercarnos a esta integración. En cambio, si se enfoca únicamente en satisfacer deseos materiales y superficiales, puede alienarnos y alejarnos de nuestra verdadera esencia. Existen ejemplos de aplicaciones de mindfulness y plataformas de educación espiritual que promueven el bienestar y la conciencia, e invitan a las personas a encontrar momentos de introspección y paz. Si las redes sociales se centran en la competencia materialista, en la acumulación de “likes” y la imagen superficial, nos están desviando del mundo espiritual. La clave está en usar la tecnología con conciencia y equilibrio, como una herramienta para crecer en lugar de depender de ella para validar nuestra identidad o valor personal.

— ¿Qué podemos hacer para aportar al cambio positivo? Muchas personas creen que ya no hay vuelta atrás…

— Debemos transformar estas creencias y reconocernos como una parte integral de un todo mayor. El cambio comienza a nivel individual, cuando cada uno de nosotros asume la responsabilidad de sus pensamientos, creencias y elecciones. Cuando entendemos que nuestras acciones afectan directamente a nuestro entorno y a nosotros mismos, comenzamos a ver la cooperación como algo natural y esencial. Las investigaciones sobre la biología celular y la epigenética muestran que la cooperación es un principio fundamental de la vida. Las células de nuestro cuerpo, por ejemplo, trabajan en armonía constante, en una cooperación masiva para mantener la vida. La humanidad necesita un despertar de conciencia que nos ayude a superar los condicionamientos del miedo y la competencia. Si logramos adoptar una mentalidad de interdependencia y la alineamos a nuestras acciones, podemos romper los ciclos de destrucción y crear una sociedad que se nutra de la paz, la empatía y el respeto por la vida en todas sus formas.

— ¿A esto se refiere cuando habla del holismo como el nuevo camino a seguir?

El concepto de holismo implica ver la vida como un todo interconectado, donde el cuerpo, la mente, el espíritu y el entorno están profundamente vinculados. No se trata de entender el mundo a través de partes aisladas, sino de reconocer las conexiones entre todos los aspectos de la existencia. La epigenética, por ejemplo, nos enseña que nuestros genes no son un destino fijo; son moldeados por nuestras percepciones, emociones y entorno. La antigua sabiduría espiritual, presente en muchas culturas indígenas y sistemas de conocimiento como el taoísmo, el budismo y el chamanismo, también nos ha recordado durante siglos que somos parte de un todo, conectados con la Tierra y con cada forma de vida.

— En el marco de su visita a nuestro país, ¿qué es lo que más le interesa difundir entre las personas que asistirán a escucharlo?

— Lo que más me interesa transmitir es que cada persona tiene un poder inmenso sobre su vida y su salud, mucho más de lo que hemos sido llevados a creer. Quiero que comprendan que no somos víctimas de nuestros genes ni de nuestras circunstancias; somos creadores activos de nuestra realidad. Quiero animar a las personas a que exploren y cuestionen sus creencias más profundas, a que se empoderen al descubrir cómo sus pensamientos y emociones afectan su bienestar y su vida cotidiana. También me gustaría resaltar la importancia de la cooperación y de la comunidad. La transformación personal es fundamental, pero la transformación social es lo que realmente puede ayudar a construir un mundo mejor. Espero que cada persona se sienta inspirada para tomar las riendas de su vida y aportar su energía y sus talentos en la creación de una sociedad más consciente, equilibrada, empática y creativa.

 

El sábado 30 de noviembre a las 13 h, el doctor Bruce H. Lipton estará dando una conferencia en Buenos Aires, en el Auditorio de Belgrano, Buenos Aires, Virrey Loreto 2348 (CABA). Para adquirir entradas o más información, hacé click en este enlace.

 

5 de noviembre de 2024

Fuente: Sophia

 

 

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