Saltar al contenido
Esta página web usa cookies: Éstas se usan para personalizar el contenido, ofrecer funciones de redes sociales y analizar el tráfico.

Cuento con Mensaje La Montaña de Oro

«… Caminaba distraídamente por la calle cuando la vio. Era una enorme y hermosa montaña de oro.

El sol le daba de lleno y al rozar su superficie reflejaba tornasoles multicolores, que la hacían parecer un personaje galáctico salido de una película de Spielberg.

Se quedó un rato mirándola como hipnotizado. — ¿Tendrá dueño? –pensó. Miró para todos lados, pero nadie estaba a la vista. Al fin, se acercó y la tocó. Estaba tibia. Pasando los dedos por su superficie, le pareció que su suavidad era la correspondencia táctil perfecta de su luminosidad y de su belleza.

La quiero para mí —pensó… Muy suavemente la levantó y comenzó a caminar con ella en brazos, hacia las afueras de la ciudad.

Fascinado, entró lentamente en el bosque y se dirigió al claro. Allí, bajo el sol de la tarde, la colocó con cuidado en el pasto y se sentó a contemplarla.

— Es la primera vez que tengo algo valioso que es mío. ¡Sólo mío! —pensaron los dos simultáneamente.

— Cuando poseemos algo y nos esclavizamos en dependencia de ese algo, quién tiene a quién, Demi… ¿Quién tiene a quién? …»

 

Tomado del libro: Recuentos para  Demián.

0 comentarios
Cuento con Mensaje Anterior
Cuento con Mensaje Siguiente

Dejanos tu comentario sobre el cuento La Montaña de Oro