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Artículo Personas Mayores Eminentes

¿Qué edad tendrías si no supieras la edad que tienes?

Dr. Wayne W. Dyer

Mis creencias sobre el envejecimiento

Durante generaciones hemos permitido que los números que corresponden a los años que llevamos en el planeta nos digan cómo sentirnos y cómo comportarnos. Como ocurre en cualquier otro aspecto de la vida, lo que aceptamos y creemos mentalmente se convierte en realidad. Pues bien, ya es hora de que cambiemos nuestras creencias sobre el hecho de hacernos mayores. Cuando miro a mi alrededor y veo personas mayores débiles, achacosas y asustadas, pienso: «Esto no tiene por qué ser así». Muchos hemos aprendido que cambiando nuestros pensamientos podemos cambiar nuestra vida. Por eso sé que podemos hacer que esos años sean una experiencia positiva, vibrante y sana.

Yo tengo ahora 68 años y soy una chica robusta, fuerte y sana. En muchos aspectos me siento más joven que cuando tenía 30 o 40, porque ya no me siento presionada para ajustarme a ciertos criterios impuestos por la sociedad. Soy libre de hacer lo que quiera.

Ya no busco la aprobación de nadie ni me importa lo que digan de mí. Me doy gustos con mucha más frecuencia. La presión de los demás ciertamente se ha vuelto menos importante. En otras palabras, por primera vez en mi vida, me pongo yo primero. Y es muy agradable.

Hubo un tiempo en que permitía que los medios de comunicación y las llamadas figuras de autoridad dictaran mi comportamiento, que juzgaran la ropa que llevaba y los productos que compraba. En esa época creía que si no usaba todos los productos que aparecían en los anuncios, no era «aceptable». Un buen día me di cuenta de que usar todos esos productos sólo me hacía aceptable durante un día. Al día siguiente tenía que comenzar de nuevo. Recuerdo las horas que pasé depilándome las cejas para ser aceptable. Eso me parece tan tonto ahora, en esta fase de mi vida…

Hacerse mayor con sabiduría

En parte la sabiduría es saber lo que nos conviene, atenernos a ello y dejar marchar el resto. No quiero decir con esto que nunca haya necesidad de explorar nada nuevo. Hemos de aprender y crecer todo el tiempo. Lo que quiero decir es que es importante separar la «necesidad» de la «publicidad» y tomar nuestras propias decisiones. Toma tus propias decisiones en «todo», incluso en lo que te digo en este libro. Aunque yo piense que mis ideas tienen muchísimo valor, tú tienes todo el derecho de desecharlas por completo. Usa solamente lo que te vaya bien a ti.

Es lamentable que desde el instante en que nos ponemos ante el televisor hasta que lo apagamos, se nos bombardee con anuncios y conceptos estúpidos sobre la vida. Los niños son el objetivo como consumidores y se espera que ellos pidan y supliquen a sus padres que les compren ciertos alimentos y juguetes. Se nos dice lo que hemos de desear y lo que hemos de poseer. Pocos son los padres que explican a sus hijos lo falsos que son los anuncios de la televisión, las muchas mentiras y exageraciones que contienen. ¿Cómo van a hacerlo? Esos padres también se criaron con la propaganda televisiva.

Así pues, cuando nos hacemos adultos, nos convertimos en consumidores y compramos todo lo que se nos dice que compremos, y hacemos lo que se nos dice que hagamos. Y creemos en todas las figuras de autoridad y en cualquier cosa que veamos impresa. Eso era comprensible cuando éramos niños, pero de adultos es necesario que lo examinemos y pongamos en duda todo. Si algo no tiene sentido para nosotros, si no es para nuestro mayor bien, entonces no nos conviene. La sabiduría es aprender a decir que no a personas, lugares, cosas y experiencias que no nos benefician. La sabiduría es la capacidad de examinar nuestras creencias y nuestras relaciones para cerciorarnos de que lo que hacemos o aceptamos es para nuestro mayor bien.

¿Por qué compro este producto? ¿Por qué hago este trabajo? ¿Por qué tengo estos amigos? ¿Por qué he elegido esta religión? ¿Por qué vivo aquí? ¿Por qué creo esto de mí? ¿Por qué veo así la vida? ¿Por qué pienso esto de los hombres o las mujeres? ¿Por qué temo mirar hacia delante, hacia mis años de vejez? ¿Por qué voto de la manera que lo hago?

Tus respuestas, ¿te hacen sentir bien contigo y con la Vida? ¿Haces las cosas de cierta manera simplemente porque así es como las has hecho siempre o porque esa es la manera en que te enseñaron a hacerlas tus padres? ¿Qué les enseñas a tus hijos sobre el envejecimiento y la vejez? ¿Qué ejemplo les das? ¿Ven a una persona dinámica, cariñosa, que disfruta de cada día y mira con ilusión el futuro? ¿O eres una persona amargada, asustada, que teme hacerse mayor porque cree que va a encontrarse enferma y sola? ¡Nuestros hijos aprenden de nosotros! Y también nuestros nietos. ¿Qué tipo de vejez deseas ayudarles a ver y a crear?

Aprende a amar lo que eres y donde estás y avanzarás, apreciando y valorando cada uno de los momentos de tu vida. Este es el ejemplo que necesitas dar a tus hijos para que ellos también puedan disfrutar de una vida feliz y maravillosa hasta su ultimo día.

Aprende a amar tu cuerpo

Los niños que no se sienten a gusto consigo mismos, van a buscar motivos para odiar su cuerpo. Debido a la intensa presión a que nos somete el mundo de la publicidad, solemos creer que hay algo malo en nuestro cuerpo. Ay, si pudiera ser delgada, rubia, alta, si tuviera la nariz más larga o más corta, sí tuviera una sonrisa deslumbrante… y la lista sigue. Así, si bien todos somos jóvenes durante una época, poca gente corresponde a los cánones actuales de belleza.

El culto a la juventud que hemos propiciado aumenta el desconsuelo con que miramos nuestro cuerpo, por no hablar del terror que nos inspiran las arrugas. Cada cambio que se produce en nuestra cara y nuestro cuerpo lo consideramos algo que hay que despreciar. Eso es una lástima; es una manera terrible de consideramos. Y sin embargo, sólo es un pensamiento, y los pensamientos se pueden cambiar. El modo como elegimos percibir nuestro cuerpo y a nosotros mismos es un concepto aprendido. Lo que creemos sobre el envejecimiento, junto con el odio que sienten por sí mismas muchas personas, es la causa de que nuestra esperanza de vida sea inferior a los 100 años. Estamos en el proceso de descubrir los pensamientos, sentimientos, actitudes, creencias, intenciones, palabras y actos que nos permitirán tener una vida larga y sana.

Me gustaría ver a todo el mundo amando, cuidando y mimando a su magnífico yo, por dentro y por fuera. Si no te sientes a gusto con una parte de tu cuerpo, pregúntate por qué. ¿De dónde te vino esa idea? ¿Alguien te dijo alguna vez que no tenías la nariz lo bastante recta? ¿Quién te dijo que tenías los pies demasiado grandes o el pecho demasiado pequeño? ¿De quién son los cánones de belleza que has adoptado? Al aceptar esas ideas inyectas rabia y odio en tu cuerpo. La triste realidad de todo este asunto es que las células de nuestro cuerpo no pueden realizar bien su trabajo si están rodeadas de odio.

Es lo mismo que si fueras a trabajar cada día y tu jefe te odiara. Nunca te sentirías a gusto y no podrías hacer bien tu trabajo. En cambio, si trabajas en un ambiente de amor y aprobación, tu creatividad puede desarrollarse y florecer de una manera sorprendente. Nuestras células responden a lo que sentimos por ellas. Todos los pensamientos que tenemos crean las reacciones químicas de nuestro cuerpo. Podemos bañar nuestras células en un ambiente sanador o podemos crear reacciones venenosas dentro de nosotros. He observado que cuando la gente se pone enferma suele dirigir su rabia hacia la parte afectada del cuerpo. ¿Y cuál es el resultado? El proceso de curación se retrasa.

Así que ya puedes ver lo importantísimo que es para nuestro bienestar amar y valorar constantemente el magnífico ser que somos. Nuestro cuerpo (o saco de piel, como dicen los chinos), o el traje que hemos elegido usar en esta vida, es un maravilloso invento. Es perfecto para nosotros. La inteligencia que tenemos dentro hace latir nuestro corazón, produce la respiración y sabe curar una herida o un hueso roto. Todo lo que ocurre en nuestro cuerpo es milagroso. Si honráramos, respetáramos y valoráramos todas las partes de nuestro cuerpo, nuestra salud mejorarla muchísimo.

Si hay alguna parte de tu cuerpo con la que no te sientes feliz, durante un mes piensa continuamente con amor en esa parte. Dile a tu cuerpo que lo amas. Incluso podrías pedirle disculpas por haberlo odiado en el pasado. Este ejercicio te puede parecer simplista, pero da resultado. Ámate por dentro y por fuera.

El amor que por ti sientas va a permanecer contigo por el resto de tu vida. Así como aprendimos a odiamos, podemos aprender a amarnos. Sólo hace falta una buena disposición y un poco de práctica.

Sentirme llena de vitalidad y energía es más importante para mí que una, dos o más arrugas. Helen Gurley Brown, directora de la revista Cosmopólitan, estuvo no hace mucho en el show de Larry King, y la oí decir una y otra vez: «¡Envejecer es horroroso! ¡Es horroroso! ¡Detesto hacerme vieja!». No pude dejar de pensar lo terrible que es repetir tanto esa afirmación. Mi sugerencia sería afirmar: «Me gustan mis años de vejez. Son los mejores de mi vida».

Cómo liberarse de la enfermedad y el mal-estar

Durante mucho tiempo no hemos sido conscientes de que nuestros pensamientos y actos tenían alguna relación con nuestra buena o mala salud. Actualmente, incluso los médicos comienzan a reconocer el vínculo entre cuerpo y mente. El doctor Deepak Chopra, autor del bestseller Cuerpos Sin Edad, Mentes Sin Tiempo, fue invitado por el Hospital Sharp, una importante institución médica de la Costa Oeste, para que instalara un departamento cuerpo-mente allí. El doctor Dean Ornish, que utiliza un tratamiento holista para las enfermedades cardiacas, ha sido aceptado por una prestigiosa mutual médica que permite ahora a sus asociados recibir tratamiento de este médico con su plan de seguro. Han comprendido que les resulta mucho más barata una semana de estancia en la clínica del doctor Ornish que una operación a corazón abierto.

Se trata de una operación muy cara; cuesta entre 50.000 y 80.000 dólares. Lo que muchas personas no comprenden es que esta operación sólo desobstruye las arterias por el momento. La anastomosis quirúrgica (by-pass) no es una solución permanente a no ser que cambiemos nuestra manera de pensar y nuestra dieta. Podríamos hacer eso antes y evitar el dolor, el sufrimiento y el gasto. Es necesario que amemos y cuidemos nuestro cuerpo. Ni los medicamentos ni la intervención quirúrgica lo harán solos.

En los años venideros, preveo la instalación de departamentos cuerpo-mente en todos los hospitales del país, y que las mutuales médicas estarán dispuestas a pagar esos tratamientos. Las más beneficiadas serán las personas que aprendan a cuidar de su salud, porque descubrirán lo que significa estar verdaderamente sanas. Veo a los médicos enseñando prácticas de salud a sus pacientes en lugar de limitarse a recetar medicamentos y prescribir operaciones como hacen ahora. Disponemos de muchos programas para la enfermedad, y de muy pocos para la salud. Se nos enseña a tratar la enfermedad en lugar de enseñarnos a cuidar y favorecer la salud. Creo que, en un futuro próximo, la medicina alternativa o complementaria se unirá con la medicina tecnológica para crear verdaderos programas de salud y bienestar para todos.

Habrá una medicina preventiva, y no sólo una medicina dedicada a atender las crisis y la enfermedad. Un buen plan de atención sanitaria debe incluir la educación. Hemos de aprender a colaborar con nuestro bienestar, saber cuáles son los principios de la conexión entre mente y cuerpo, el valor de la nutrición y el ejercicio, y cómo usar las hierbas y vitaminas. Todos podríamos explorar otras formas naturales y complementarias de generar salud y bienestar en nuestra población.

En USA Today se informaba en 1993 que el 34 por ciento de la población de Estados Unidos, es decir, 80 millones de personas, utilizan alguna forma de atención sanitaria alternativa, incluyendo el tratamiento quiropráctico. Según este informe los estadounidenses habíamos hecho más de 250 millones de visitas a consultas de practicantes de medicina alternativa. Muchas de estas visitas eran consecuencia de que la medicina convencional ya no satisfacía las necesidades de estas personas. Creo que este número sería mucho mayor si las mutuales médicas pagaran estas visitas.

Hemos establecido un sistema en que la mutilación y el veneno son las formas aceptadas de tratar la enfermedad, mientras que las vías naturales de curación se consideran antinaturales. Algún día todas las mutuales médicas van a descubrir que les sale mucho más barato pagar un tratamiento de acupuntura o de nutrición que una visita a un hospital, y que obtendrán mejores resultados con mayor frecuencia.

Ya es hora de que todos recuperemos nuestro poder de manos de las industrias médicas y farmacéuticas. Hemos sido zarandeados por la medicina tecnológica, que es muy cara y a menudo destruye la salud. Es el momento de que todos, sobre todo las personas mayores, que tienen menos tiempo por delante, aprendamos a responsabilizarnos de nuestro cuerpo y a crearnos una buena salud, salvando así millones de vidas y ahorrando miles de millones de dólares.

¿Te has dado cuenta de que el 50 por ciento de las bancarrotas son causadas por facturas de hospital, y que por regla general una persona hospitalizada con una enfermedad mortal va a perder todos los ahorros de su vida en los diez últimos días que esté ingresada? Categóricamente necesitamos hacer cambios en el modo en que manejamos nuestra atención sanitaria en la actualidad.

Podemos responsabilizarnos de nuestro cuerpo

Envejecer y enfermar solía ser la norma para la mayoría de la gente en nuestra sociedad. Pero ya no tiene por qué ser así. Vivimos en un momento en que podemos responsabilizamos de nuestro cuerpo. Cuando aprendamos más sobre nutrición, comprenderemos que lo que comemos tiene muchísimo que ver con cómo nos sentimos y con nuestra apariencia, y con nuestra buena o mala salud. Y tenderemos más a rechazar la publicidad de los fabricantes si vemos que lo que afirman no es válido.

Podría lanzarse un programa completo de educación para el cuidado de la salud, apoyado por las personas mayores. Si lográramos que organizaciones como la American Association of Retired Persons, con sus 30 millones de miembros, realmente apoyaran el cuidado de la salud en lugar del cuidado de la enfermedad, podríamos hacer enormes y positivos cambios. No obstante, no podemos esperar a que estas personas decidan dar este paso. Es necesario que aprendamos todo lo posible sobre cómo cuidar de nuestra salud ahora.

Mientras no podamos enseñar realmente a la gente que cada uno es responsable de su estado de salud, no tendrá sentido vivir más años. Me gustaría contribuir a que todas las personas llegaran a la vejez con una salud vibrante.

El miedo es muy limitador

Veo mucho miedo entre las personas mayores: miedo al cambio, a la pobreza, a la enfermedad, a la senilidad, a la soledad, y por encima de todo, a la muerte. De verdad pienso que todo ese miedo es innecesario. Es algo que nos han enseñado. Se nos ha programado para sentirlo. Es simplemente la manera de pensar habitual, y se puede cambiar. El pensamiento negativo es el predominante en muchas personas durante sus últimos años y, en consecuencia, viven descontentas.

Es fundamental tener siempre presente que lo que pensamos y decimos se convierte en experiencias. Así pues, prestemos mucha atención a nuestros pensamientos y palabras para poder configurar nuestra vida de acuerdo con nuestros sueños. Solemos decir tristemente: «Ay, ojalá pudiera tener… ojalá tuviera… ojalá pudiera ser… ojalá fuera», pero no usamos las palabras y pensamientos que de verdad pueden hacer realidad esos deseos. Tenemos todos los pensamientos negativos que se nos ocurren y después nos extrañamos de que nuestra vida no funcione como querríamos. Como ya dije, todos tenemos unos 60.000 pensamientos al día, y la mayoría de ellos son los mismos de ayer anteayer y el día anterior. Para contrarrestar esta rutina mental, cada mañana me digo: «He llegado a una nueva comprensión de la vida. Ahora tengo pensamientos que no había tenido nunca antes, pensamientos nuevos y creativos».

Así pues, si piensas con miedo en el cambio, podrías afirmar: «Estoy en paz con los cambios que siempre se dan en la Vida y estoy siempre a salvo». Si tienes miedo a la pobreza, prueba con: «Formo una unidad con el Poder Universal de la abundancia, y siempre tengo más de lo que necesito». Para el miedo a la enfermedad, podrías afirmar: «Soy la encarnación de la salud y la vitalidad, y disfruto de mi bienestar». Si tienes miedo a la senilidad; «Formo una unidad con la Sabiduría y el Conocimiento del Universo; mi mente está siempre clara y despejada». Para la soledad: «Estoy en conexión con todas y cada una de las personas de este planeta; doy y recibo amor constantemente». Si temes pasar los últimos días de tu vida en una residencia de ancianos, afirma: «Siempre vivo en mi casa, feliz y cuidando de mí». Para el miedo a la muerte: «Acojo con alegría cada fase de mi vida, sabiendo que abandonar el planeta es como abrir una puerta al amor y a la gloriosa experiencia siguiente».

Todas estas afirmaciones son maneras de entrenar la mente para una vida futura más feliz. Si las haces siempre que tengas pensamientos de miedo, con el tiempo se convertirán en realidad. Cuando se hayan convertido en tus nuevas verdades, descubrirás no sólo que tu vida mejora, sino que también lo hace tu visión del futuro. Es un proceso continuo de crecimiento y transformación.

Otra afirmación fabulosa es: «Soy una persona independiente, sana y rica».

Encuentra y utiliza tus tesoros interiores

Mi deseo es ayudarte a crear un ideal consciente de tus años de vejez, a comprender que esos pueden ser los años más gratificantes de tu vida. Has de saber que tu futuro es siempre luminoso, sea cual sea tu edad. Ve cómo esos años se convierten en algo muy valioso. Puedes convertirte en una persona mayor.

Muchos de vosotros estáis entrando en las filas de la gente mayor, y ya es hora de que veáis la vida de otra manera. No tenemos por qué vivir la vejez como lo hicieron nuestros padres. Tú y yo podemos crearnos una nueva forma de vida. Podemos cambiar las reglas. Cuando avanzamos hacia el futuro conociendo y usando nuestros tesoros interiores, sólo se extiende lo bueno ante nosotros. Podemos saber y afirmar que todo lo que nos ocurre es para nuestro mayor bien y nuestra máxima alegría, creyendo de verdad que no nos puede ir mal.

En lugar de envejecer, renunciar y morir, hagamos una gran contribución a la vida. Tenemos el tiempo, el conocimiento y la sabiduría necesarios para salir al mundo con amor y poder. La sociedad se enfrenta a muchos desafíos en estos tiempos. Hay muchos asuntos y problemas en el mundo que requieren nuestra atención.

Hemos de ver de otro modo las diferentes fases de la vida. Por cierto, no hace mucho se realizó un estudio sobre la edad madura en una importante universidad. Los investigadores descubrieron que, sea cual sea la edad que uno considera como madura, en ese momento el cuerpo comienza su proceso de envejecimiento. Como puedes ver, el cuerpo acepta lo que decide la mente. Así pues, en lugar de aceptar los 45 o los 50 años como edad madura, podríamos fácilmente decidir que 75 años es la nueva edad madura. El cuerpo lo va a aceptar también de buena gana.

El hecho de decir: «Ya no me queda mucho tiempo», envejece y acorta la vida. En lugar de eso hemos de decir: «Tengo tiempo, espacio y energía más que suficiente para lo que es importante».

La duración de la vida se ha ido alargando desde que fuimos creados como especie. Al principio la vida era muy corta, primero hasta la mitad de la segunda década, después hasta la tercera década, luego hasta la cuarta década, etc. A comienzos de este siglo, a una persona de 50 años se la consideraba vieja. En 1900, la esperanza de vida era de 47 años. Ahora aceptamos los 80 años como la duración normal de la vida. ¿Por qué no podemos dar un salto cuántico en la conciencia y aceptar como nueva duración de la vida los 120 o 150 años?

Sí, lógicamente es necesario que nos creemos salud, amor, riqueza, compasión y aceptación para llegar a esa nueva duración de la vida. Cuando hablo de vivir hasta los 120 años, muchas personas exclaman: «¡Uy no! No quiero tener el cuerpo enfermo o ser pobre todos esos años». ¿Por qué inmediatamente nuestra mente pasa al pensamiento limitador? No tenemos por qué equiparar edad con pobreza, enfermedad, soledad y muerte. Si eso es lo que vemos con frecuencia a nuestro alrededor, se debe a que eso es lo que nos hemos creado con nuestros pasados sistemas de creencias.

Siempre podemos cambiar nuestras creencias. En un tiempo se creyó que la Tierra era plana. Ahora eso ya no es una verdad para nosotros. Sé que podemos cambiar lo que pensamos y aceptamos como normal. Podemos vivir una larga vida con salud, amor, riqueza, sabiduría y dicha.

Sí, vamos a tener que cambiar nuestras actuales creencias. Vamos a tener que cambiar la manera de estructurar la sociedad, nuestro sistema de jubilación, de seguros, de asistencia sanitaria. Pero todo eso se puede hacer.

Deseo daros esperanzas y estimularos a aprender a sanaros vosotros mismos, porque así todos podremos sanar la sociedad. Ya es hora de volver a poner a las personas mayores arriba de todo. Los mayores nos merecemos estima, respeto y honor. Pero primero hemos de desarrollar autoestima y una sensación de valía personal. Esto no es algo que tengamos que ganarnos. Es algo que desarrollamos en nuestra propia conciencia.

Da un giro a tu vida

Tienes el poder de cambiar tu vida de tal manera que ni siquiera reconozcas a tu antiguo yo. Puedes pasar de la enfermedad a la salud, de la soledad al amor, de la pobreza a la seguridad y la realización. Puedes pasar de la vergüenza y la culpa a la confianza en ti y el amor por ti. Puedes pasar de sentir que no vales a sentirte una persona creativa y poderosa. ¡Puedes hacer que tus últimos años sean un tiempo maravilloso!

Ya es hora de que todos seamos todo lo que podemos ser durante nuestra vejez. Este es el futuro que espero con ilusión. Únete a mí. Comencemos un movimiento llamado Personas Mayores Eminentes, de modo que cuando entremos en nuestro Años Preciosos, aportemos más a la sociedad en lugar de menos.

Cuando comencé mi trabajo de curación, me concentré en enseñar a las personas a amarse a sí mismas, a abandonar el resentimiento, a perdonar, a dejar marchar viejos y limitadores comportamientos y creencias. Eso fue maravilloso y, como tantos de vosotros lo habéis confirmado, fuisteis capaces de mejorar la calidad de vuestra vida hasta un grado muy notable. Este trabajo individual sigue siendo extraordinariamente útil, y es necesario que continúe hasta que todas las personas de este planeta tengan una vida llena de salud, felicidad, satisfacción, plenitud y amor.

Ahora es el momento de que apliquemos estas ideas a la sociedad entera, de que las introduzcamos en la corriente principal, para ayudar a mejorar la calidad de vida de todo el mundo. Nuestra recompensa será un mundo de paz y de amor en el cual, de mayores, podremos dejar de cerrar las puertas con llave, pasear libremente por la noche y saber que nuestros vecinos nos aceptan, nos apoyan y nos ayudan cuando es necesario.

Podemos cambiar nuestras creencias. Pero para hacerlo, nosotros, las Personas Mayores Eminentes, necesitamos abandonar la mentalidad de víctimas. Mientras nos consideremos seres desamparados e impotentes, mientras esperemos que el gobierno nos «arregle» las cosas, jamás progresaremos como grupo. Pero cuando nos unamos y demos con soluciones creativas para nuestra vejez, entonces tendremos verdadero poder y podremos hacer que nuestro país y nuestro mundo sean mejores.

Unas palabras para los que vais a cumplir cincuenta años

Deseo deciros unas cuantas palabras a vosotros, los que ahora estáis comenzando a entrar en la cincuentena.

¿Cómo deseas madurar? ¿Cómo quieres que madure tu país? Lo que nos creamos para nosotros mismos lo creamos para nuestro país. En las próximas décadas tendremos más personas longevas que jamás antes en la historia. ¿Deseamos continuar siendo la misma clase de viejos? ¿O estamos preparados para dar un salto cuántico en la conciencia y crear una nueva manera de vivir para las personas mayores?

Sencillamente no podemos esperar a que el gobierno haga los cambios por nosotros. Los gobiernos se han convertido en un semillero de intereses creados y codicia. En lugar de mirar hacia ellos, necesitamos mirar hacia dentro y encontrar nuestros tesoros, nuestra sabiduría interior, y entonces repartirlos con amor al resto de la sociedad.

A todos vosotros os invito a uniros conmigo y dejar de hablar de «mi» generación y pasar a hacerlo de «nuestra» generación. Es divertido. Existe un grupo llamado Organización de Presidentes Jóvenes, formado por jóvenes dirigentes de empresas y de la sociedad. Pero la mayoría de ellos están sobrecargados de trabajo y se están matando a sí mismos porque no se toman el tiempo necesario para entrar en su interior y conectar con su sabiduría interna. Han acumulado un montón de dinero y ahora se preguntan: «¿Y esto es todo?». Lo que necesitan hacer para pasar del «yo» al «nosotros» es volver a trabajar al servicio de su comunidad y su país. ¿Por qué? Pues, porque son el grupo ideal para ser los líderes de las Personas Mayores Eminentes.

Cada uno de nosotros, incluidos nuestros políticos, necesita dedicar un tiempo cada día a estar sentado en silencio. Si no nos tomamos el tiempo necesario para entrar en nuestro interior y conectar con nuestra sabiduría interna, no sabremos tomar las mejores decisiones. Es casi un acto de arrogancia que nos responsabilicemos de otras personas y no nos tomemos un tiempo para entrar en nuestro interior y conectar con la guía universal.

Preveo un mundo en el cual los Líderes Eminentes y las Personas Mayores Eminentes van a trabajar juntos, cogidos de la mano, para sanar al país. Los padres y madres de los Líderes Eminentes podrían muy bien ser Personas Mayores Eminentes. Todos podríamos trabajar unidos para discutir y llevar a cabo planes que contribuyan a que nuestra sociedad funcione de un modo más productivo. Y esto puede funcionar en los negocios y en muchos otros ámbitos: el cuidado de la salud, las artes, el trabajo o el servicio, sean los que sean… Siempre podemos contribuir, no importa la edad que tengamos.

Cómo recuperar nuestro poder

Estoy firmemente convencida de que hemos tratado a nuestros mayores como personas inútiles, cuando en realidad son los guías perfectos para reconstruir nuestro mundo. Hubo una época en que las personas mayores eran tenidas en alta estima por sus contribuciones y conocimientos, pero hemos disminuido su importancia al crear el culto a la juventud. ¡Qué gran error! La juventud es algo maravilloso, pero los jóvenes también se harán mayores. Todos necesitamos pensar con mucha ilusión en unos años de vejez agradables y apacibles.

Desde el punto de vista astrológico, una persona vive el primer retorno de Saturno a los 29 años. Saturno, el maestro, tarda 29 años en completar un ciclo, es decir, en volver al mismo lugar donde estaba en el momento del nacimiento. Sólo después de haber experimentado los 12 ámbitos de la vida, podemos aplicar ese aprendizaje a nuestro momento presente.

Es necesario que las personas mayores aprendamos nuevamente a jugar, a divertirnos, a reír, a ser niños si queremos. No nos merecemos ser arrojados a un rincón para marchitarnos y morir. Y no seremos tratados así a no ser que lo permitamos. Debemos regresar a la sociedad, participar plenamente en la vida y comunicar lo que sabemos a las generaciones más jóvenes. Se suele decir: «Ay, si pudiera comenzar de nuevo». Pues bien, ¡se puede! Dando un paso al frente y asumiendo el papel de líder, volviendo a ser un miembro activo de la sociedad, se puede contribuir a construir un mundo nuevo y mejor.

Si tú o un familiar frecuentáis un centro de ancianos, en lugar de hablar de vuestras enfermedades, hablad de cómo os podéis unir y mejorar vuestro lugar en la sociedad. ¿Qué podéis hacer para mejorar la calidad de vida de todos? Por pequeña que sea vuestra contribución, será útil. Si todas las personas mayores aportamos algo, podremos mejorar nuestro país.

Al colaborar activamente en todos los sectores de la sociedad, veremos gotear nuestra sabiduría en todos los niveles, transformando así nuestro país en un lugar de amorosa bondad. Así pues, ánimo: Da un paso adelante, usa tu voz, sal al mundo y ¡vive! Esta es tu oportunidad de recuperar tu poder y crear un legado que te enorgullecerás de dejar a tus nietos y a tus tataranietos.

Es mi ferviente deseo estimular e inspirar a las personas mayores de todas partes a contribuir en la curación de su país. Sois una generación que cambiará las cosas. Sois el pueblo, el gobierno, sois los que podéis hacer los cambios. Y vuestro momento es AHORA.

Hemos de dejar de seguir a los líderes que nos llevan por caminos erróneos. Hemos de dejar de creer que la codicia y el egoísmo aportarán algún bien permanente a nuestra vida. Hemos de amarnos y comprendernos a nosotros mismos primero y luego compartir ese amor y esa comprensión con todas las personas del planeta. Este es «nuestro» mundo, y tenemos la capacidad de convertirlo en un paraíso.

La curación planetaria o mundial es una respuesta a la conciencia de que lo que experimentamos en nuestro mundo exterior es un reflejo de la orientación que damos a nuestra energía interior. Una parte importante de cualquier proceso de curación es reconocer nuestra conexión con la totalidad de la Vida y comenzar a proyectar energía sanadora positiva hacia todo el mundo exterior. Aquí es donde mucha gente se queda atascada en su energía, inconscientes del poder de dar y compartir. Sanar es un proceso continuo, de modo que si esperamos a estar «curados» para compartir el amor, tal vez jamás tengamos la oportunidad de hacerlo.

Mi esperanza para nuestro país

No poseo todas las respuestas, pero os animo, a todos los que tenéis el conocimiento y los medios para hacerlo, a que deis un paso adelante y contribuyáis a sanar este planeta nuestro.

Nuestras cargas tienden a envejecernos. Pero si cada uno hace sólo un poquito, podremos llevar a cabo un profundo cambio. Por ejemplo, hay un dentista en Los Ángeles que comenzó a hacer servicios gratis a las personas sin hogar. ¿Te imaginas ser una persona sin techo y que te hagan un tratamiento odontológico? Este hombre ha dicho: «Si todos los dentistas de Los Ángeles diéramos gratis una hora a la semana, todas las personas sin techo de esta ciudad podrían recibir atención dentaria».

Muchas veces nos sentimos abrumados por nuestros problemas, pero si cada uno diera sólo una pequeña parte de su tiempo para dedicarse a los problemas que nos afectan, podríamos resolver gran parte de ellos. Muchas personas mayores están en una edad en que no tienen nada que perder; no pueden perder su trabajo ni su casa porque ya han logrado la seguridad económica. Los que «tienen» pueden ayudar a los que «no tienen». Estoy segura de que a muchos de los ancianos ricos de este país se los podría convencer para que se separaran de parte de su dinero si se les mostrara la manera de ser honrados y admirados por la sociedad.

Es cierto que muchos de nuestros problemas actuales los crearon los ancianos ricos de mi generación que en otro tiempo estuvieron en la vanguardia de la codicia empresarial. Ya se han visto las consecuencias de ese comportamiento egoísta y avaro por parte de las grandes empresas y ciertas personas. Pero ahora esa gente tiene ante sí un gran papel que desempeñar. Pueden seguir siendo los peces gordos, pero ahora como sanadores en lugar de agresores. Fácilmente pueden donar unos cuantos millones aquí y allí para hacer de nuevo grande nuestra sociedad.

Realmente creo que si todo el mundo toma parte en el proceso de curación de nuestro país, podemos volvernos más jóvenes en lugar de más viejos. Podemos rejuvenecer. Sé que es posible. Podría ser que en la tercera generación se llegara al rejuvenecimiento y que eso fuera lo normal y natural, pero las personas mayores de hoy podemos ser los pioneros y los guías. Se están escribiendo algunos libros sobre el proceso de rejuvenecimiento. En New Cells, New Bodies, New Uves [Nuevas células, nuevos cuerpos, nuevas vidas], Virginia Essene nos ofrece nuevas ideas para pensar. Sé que es posible rejuvenecer; sólo hay que descubrir cómo.

Las personas que en estos momentos se están acercando a los cincuenta, pueden pensar cómo les gustaría llegar a sus años de vejez y cómo desearían servir. Las generaciones más jóvenes pueden cambiar su manera de mirar a los mayores y tomar decisiones sobre cómo desean ser cuando lleguen a esa fase de su vida.

En la escuela siempre se les pregunta a los niños: «¿Qué quieres ser cuando seas mayor?». Se les enseña a hacer planes para el futuro. Nosotros tenemos que adoptar la misma actitud y hacer planes para el futuro. ¿Qué queremos ser cuando nos hagamos mayores? Yo quiero ser una Persona Mayor Eminente y contribuir de la manera que pueda a la sociedad. Maggie Kuhn, dirigente de un grupo activista, las Panteras Grises, dijo hace poco: «Yo quiero morir en un aeropuerto, maletín en mano, recién terminado un trabajo bien hecho».

Piensa en estas preguntas: ¿Cómo puedes servir? ¿Qué harás para contribuir a sanar tu país? ¿Qué legado deseas dejar a tus nietos? Es importante que todos nos hagamos estas preguntas a medida que pasamos de los veinte a los treinta y a los cuarenta. Después entraremos en los cincuenta y los sesenta y seguiremos teniendo un mundo de oportunidades ante nosotros. Recuerdo haber oído decir a alguien hace poco: «Supe que me estaba haciendo mayor cuando la gente dejó de decirme que tenía toda la vida por delante».

Bueno, tú sí tienes «toda la vida» por delante. ¿Para qué otra cosa te vas a preparar, para «toda la muerte»? ¡Por supuesto que no! Ahora es el momento de vivir, de reconocer tu valía, de enorgullecerte de ser una Persona Mayor Eminente.

Honro a todos los que tenemos el valor de avanzar con las ideas que he presentado aquí. Sí, puede haber resistencia y un cierto grado de dificultad. Pero, ¡y qué! ¡Somos Personas Mayores y somos invencibles!

Afirmaciones para las Personas Mayores Eminentes

Tal vez te convenga repetir las siguientes afirmaciones al despertar por la mañana y antes de irte a la cama por la noche:

Soy una persona joven y bella en todas las edades. Colaboro con la sociedad de modos gratificantes y productivos.

Soy responsable de mi situación económica, mi salud y mi futuro.

Todas las personas con quienes me relaciono me respetan.

Honro y respeto a los niños y adolescentes que forman parte de mi vida.

Honro y respeto a todas las personas mayores que forman parte de mi vida.

Vivo intensamente cada día.

Cada día tengo pensamientos nuevos y diferentes.

Mi vida es una magnífica aventura.

Me abro para experimentar todo lo que me ofrezca la vida. Mi familia me apoya y yo los apoyo a ellos.

No tengo limitaciones.

Tengo toda la vida por delante.

Hablo, y mi voz es escuchada por los líderes de la sociedad.

Dedico un tiempo a jugar con mi niño interior.

Medito, hago tranquilos paseos, disfruto de la naturaleza; me gusta estar un tiempo a solas.

La risa es una parte importante de mi vida; no me refreno en absoluto.

Pienso en maneras de sanar al planeta, y las llevo a la práctica. Tengo todo el tiempo del mundo.

Los años en que me hago mayor son mis mejores años

Disfruto de cada año que pasa. Mis conocimientos aumentan, y estoy en contacto con mi sabiduría.

Siento la orientación de los ángeles en cada paso del camino.

Mis años de vejez son mis mejores años.

Sé vivir. Sé conservarme joven y rebosante de salud.

Mi cuerpo se renueva en todo momento. Soy una persona vital, vivaz, sana, plenamente viva, y colaboro hasta mi último día.

Estoy en paz con mi edad.

Me creo el tipo de relaciones que deseo tener.

Me creo la prosperidad que necesito. Sé triunfar.

Mis años de vejez son mis mejores años, y me convierto en una Persona Mayor Eminente.

Ahora colaboro con la vida de todas las formas que sé, sabiendo que soy amor, alegría, paz y una infinita sabiduría, ahora y siempre.

¡Y así es!

 

Tomado del libro Vivir – Parte 7.

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