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Artículo BULIMIA Y ANOREXIA – y Su Relación Mental / Emocional

BULIMIA

La bulimia es una enfermedad compulsiva, necesidad incontrolable de absorber alimento en gran cantidad, desequilibrio nervioso porque estoy en total reacción frente a la vida. La bulimia presenta las mismas causas interiores que la obesidad y la anorexia. Como en exceso para satisfacerme completamente o para recobrar una forma de amor y afecto (el alimento simboliza la vida, el amor y las emociones). Intento colmar emocionalmente un profundo vacío interior en mí, un odio en mí tan grande (asco, desprecio) que quiero llenar este vacío a toda costa, prefiriendo dejarme dominar por el alimento (la vida) en vez de abrirme a la vida. Niego una parte mía, una situación y vivo pena o ira porque me siento aislado, separado o rechazado. Rechazo totalmente mi cuerpo; rehuso vivir en esta tierra. Tengo miedo de perder lo que tengo y siento inseguridad porque estoy quizás diferente de los demás. Ya no me siento más capaz de “morder en la vida”. No tengo todo lo que quiero o no domino suficientemente mis deseos y mis emociones. Busco constantemente la necesidad viva de sentirme más fuerte que el alimento, que mis sentimientos y mis emociones. Prefiero pues hacerme vomitar en vez de estar en buena salud porque me desprecio profundamente. Generalmente vivo una profunda depresión, una desesperación, una angustia que intento calmar, una frustración que intento compensar, tengo una imagen de mí que quiero revalorizar.

La bulimia está muy vinculada a la madre (fuente de vida), al lado maternal y a la creación. ¿Estoy en reacción frente a mi madre? ¿Tengo el sentimiento de haber sido controlado y oprimido cuando era joven, de modo que comiendo así, quiero huir de mi madre, neutralizarla (en el sentido metafísico) o dejar este planeta? ¿Tengo alegría comportándome de este modo? ¿Podría ser que de niño, haya vivido la etapa de destete como un abandono? ¿Como si “se me arrancase” a mi madre? Si éste es el caso, tengo la sensación que voy a “morirme de hambre”, de aquí la necesidad de comer grandes cantidades de alimento, para colmar el vacío y hacer disminuir mi estrés.

Como persona bulímica, debo mantenerme abierta al amor. La necesidad de aceptar que tengo algo que comprender de este estado depresivo me lleva al amor y aprendo a amarme y a aceptarme más como canal de la energía divina. Estoy en esta tierra para cumplir una misión para mí, con mi madre y con la gente que quiero. ¿Porqué no apreciar la belleza del universo?

Acepto mi cuerpo tal como es, el ego y sus límites, el alimento como don de vida. Acepto el amor para mí mismo y para los demás y descubro las alegrías de estar en este mundo. Es todo.

ANOREXIA

La anorexia está caracterizada por un rechazo completo de la vida. Es la desgana total por todo lo que vivo en mí y que puede entrar en mi cuerpo feo para alimentarlo. Este sentimiento puede incluso transformarse en odio. Existen varios símbolos de vida: el agua, el alimento, el aspecto materno (madre), el amor, el lado femenino. Es el deseo ardiente e inconsciente de escapar a la vida, de odiarse y de rechazarse porque vivo el miedo extremo de abrirme a la maravillosa vida alrededor mío.

Vivo desanimo a tal punto que me pregunto lo qué podría ayudarme. Tengo el deseo inconsciente de “desaparecer” para molestar lo menos posible a mi entorno. Me rechazo pues permanentemente.

La anorexia y la obesidad vienen de un sentimiento profundo insatisfecho de amor y de afecto, aunque las dos enfermedades toman físicamente caminos divergentes. Varios trastornos de la alimentación descansan sobre la relación madre–hijo en la cual existe o existió un conflicto. Además, se trata muy a menudo de una contrariedad en cuanto a mi territorio que tengo la sensación de no tener, de perder o bien de que no me lo respetan. Este territorio puede estar constituido tanto por mis posesiones físicas (vestidos, juguetes, coche, casa, etc.) como de mis posesiones no físicas (mis derechos, mis adquiridos, mis necesidades, etc.) o de las personas que me rodean (mi padre, mi madre, mis amigos, mi marido, etc.).

Vivo una contrariedad que es reciente con relación a alguien o a algo que no puedo evitar y que no digiero. Aunque la anorexia se halle más frecuentemente en la adolescencia, ésta existe también en el bebé y en el niño joven. Si me pongo en el lugar del bebé, si me doy cuenta que el rechazo de la comida puede derivar de un contacto perturbado entre mi madre y yo: puede ser la privación del pecho materno y del cálido ambiente físico que deberían acompañar la toma de la leche, el modo artificial de alimentación, dosificada y demasiado rígida en su aplicación, la sobre o sub-alimentación impuesta por respeto a una curva de peso ideal con desprecio de ciertos ritmos alimentarios individuales cambiantes. Puedo reaccionar a esto por un rechazo progresivo de alimentarme, vómitos, pérdida de peso, trastornos del sueño, caprichos alimentarios, etc.

Es importante que yo, como madre, respete los gustos, los ritmos propios del niño y que deje de querer ser la madre perfecta y super-protectora. Si soy un niño un poco más mayor y que manifiesto anorexia, suele ser más atenuada y se caracteriza por un “pequeño apetito”, siendo un pequeño comedor que detesta la tarea de las comidas, con caprichos alimentarios, con rehúso obstinado de ciertos alimentos, acabando rara vez mi plato, vomitando frecuentemente y masticando sin fin el mismo bocado. A esta edad, la mesa y sus imperativos sociales juegan un papel importante, porque las comidas son una reunión familiar bajo la autoridad de los padres en la cual pueden brotar reacciones y conflictos. La anorexia es fundamentalmente mi necesidad de colmar un vacío interior de alimento afectivo. Necesito amor y aceptación incondicional de mi madre interior.

La anorexia, contrariamente a la obesidad, es el intento de hacer morir de hambre mi vacío interior para hacerlo tan pequeño que desaparecerá y que ya no pedirá nada en absoluto. Es uno de los motivos por los cuales sigo viéndome gordo (fijación mental sobre la gordura) incluso si soy delgado y esbelto. Dicho de otro modo, sigo viendo mis necesidades afectivas y emocionales muy grandes y me siento vencido por ellas.

La anorexia puede también aproximarse a un sentimiento de estar reñido por la vida como por mi madre, símbolo materno que me empuja a pesar de todo hacia el deseo de independencia y de individualidad. Es la razón por la cual rechazo el alimento al mismo tiempo que a mi madre, porque siempre tuve la sensación de sentir únicamente su poderoso control materno en mi juventud. Vivo pues el sentimiento de estar fuera de mi propio control con relación a los acontecimientos e intento de un modo exagerado recuperar el control. “No me gusta el modo en que mi madre me ama y la detesto por esto”. “Quiero seguir siendo una muchacha o un muchacho porque quiero acercarme lo más posible de una forma de “pureza” física e interior”. (Es durante la pubertad que suele manifestarse la anorexia). Es una búsqueda absoluta de juventud. Como muchacha o muchacho, rechazo las fases sexuales correspondientes a mi edad, así que cualquier intento de intimidad sexual, descubrimiento y abandono hacia una eventual pareja (ausencia de madurez) son casi inútiles.

Si vivo todo esto de un modo profundo, frecuentemente esto está vinculado a un profundo traumatismo sexual pasado, a un abuso o a una inseguridad afectiva. Esta experiencia favoreció el hecho que se instale en mi cuerpo físico la desesperación y “cerré la puerta” a mis deseos físicos, espirituales y emocionales.

Aceptar gradualmente mi feminidad o mi lado intuitivo y emotivo en el muchacho es esencialmente la primera cosa por hacer para resolver mi estado anoréxico. Uso la manera que quiero, pero debo hacerla! Acepto cierta intimidad sexual, femenina e incluso materna (porque debo aprender a amar a mi madre!). Aprendo a amar a mi cuerpo y a amar a los demás! Voy lentamente porque es una situación delicada en la cual debo abrirme al amor y a la belleza del universo. Pido ayuda, si es necesario. Y sobre todo me mantengo abierto a lo que me depara la vida! Aceptación y amor incondicionales serán altamente apreciados. Hago actividades (deportivas u otras), si posible. He aquí una paréntesis interesante.

Como persona anoréxica, puedo tener la impresión de encontrarme interiormente como cogida dentro de unos “anillos = pequeños anos” (ano–réxico) como si estuviera en el interior de varios “aros tipo ‘hula-hup’” que me aíslan del resto del mundo mientras se va intensificando mi sentimiento de limitación frente a la vida.

Me mantengo abierto a cualquier otro signo de este tipo. Me visualizo liberándome de estos aros diciéndoles “GRACIAS” por la toma de consciencia que me ayudaron a hacer pero sabiendo que, ahora, ya no son necesarios. Visualizo también esta imagen: con cada inspiración, más luz está entrando en mí para llenar mi sentimiento de vacío interior.

 

Tomado de “El Gran Diccionario de Las Enfermedades” de Jacques Martel.

 

Bulimia: Terror desesperado. Frenético atiborramiento y purga de odio a uno mismo.

Afirmación: La vida me ama, me nutre y me apoya. Estoy a salvo viviendo.

 

Anorexia: Negación de la propia vida. Mucho miedo. Rechazo y odio hacia uno mismo.

Afirmación: Estoy a salvo siendo yo mismo. Soy una persona maravillosa tal como soy. Escojo vivir. Opto por la alegría. Me acepto.

 

Tomado del libro “Sana tu cuerpo” de Louise Hay.

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