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Artículo Coacción Vial Espiritual

Miro por el espejo retrovisor mi viaje a la maestría y veo a mi Yo humano. ¡Diablos! Está justo en mi paragolpes, demasiado cerca para mi gusto a esta velocidad. Está tan cerca que puedo ver su mirada salvaje, casi desesperada en sus ojos. Puedo ver las gotas de sudor en su frente y el cigarrillo encendido en su boca. Aquí vamos de nuevo. Otra ronda de locura espiritual pegada a mi paragolpes trasero.

DEMASIADO CERCA

Ya saben lo irritante que es tener a alguien pegado atrás mientras se está conduciendo por la carretera. ¿Qué hacer? ¿Pisar el freno para darles un susto del infierno, con el riesgo que termine golpeándonos atrás? ¿O reducir la velocidad con la esperanza de que capten el mensaje de que no estás feliz con su proximidad, pero con el riesgo de que vayan a ponerse aún más cerca? ¿O acelerar para apaciguarlos? Pero conociendo mi suerte habrá un coche de policía a la vuelta de la esquina. Todavía tengo que resolver el dilema de tener a alguien muy pegado al paragolpes y ser paciente hasta llegar a mi destino.

De ninguna manera soy un conductor lento. A mi coche le gusta ir por lo menos a 10 millas por hora sobre el límite de velocidad. Lo mismo ocurre con mi Yo Soy. Sin embargo, casi todas las semanas atraigo a un conductor bajando el tramo de 10 millas de carretera de montaña desde mi casa hasta el fondo de Coal Creek Canyon queriéndome rebasar. La semana pasada apreté ligeramente los frenos para enviarle un mensaje de «hazte para atrás» al susodicho. En vez de hacerse para atrás, me mostró sus luces altas, como para burlarse de mis tímidas frenadas.

TAILGATING (N. T.: LA ACCION DE PEGAR PELIGROSAMENTE TU AUTO AL AUTO DE ADELANTE PARA PRESIONAR AL CONDUCTOR A QUE ACELERE)

Necesito mi espacio. Durante la última década me he vuelto mucho más sensible a la OPE (Energía de otras personas). Es sólo que no me gusta cuando los demás se acercan demasiado, ya que, en muchos casos, puedo sentir como absorben mi energía. Claro, me gusta estar física y energéticamente más cerca de Shaumbra y con la gente que me gusta, pero lugares como tiendas de comestibles y aeropuertos ponen mi piel de gallina a causa de toda la contaminación energética (coff, coff). No me gusta cuando la gente se me pega en la carretera tampoco. Es peligroso y molesto.

Me gusta conducir a una velocidad en la cual estoy cómodo. No quiero que alguien se pegue a mi paragolpes trasero tratando de que vaya más rápido de lo que quiero, simplemente porque ellos tienen prisa. ¿Prisa para ir a donde, se puede saber? ¿A una velocidad excesiva van a llegar a su destino antes de tiempo? Probablemente no. Ellos podrían ahorrarse unos minutos en su viaje, pero también con el riesgo de recibir una multa, o peor aún, tener un accidente.

Me gusta ver el paisaje mientras conduzco. Tengo la suerte de vivir en las montañas rocosas por lo que hay una grandeza en el paisaje, además de vida silvestre, cielos abiertos, y la gente esta en sus propios asuntos. Me toma unos 35 minutos conducir a la Central de Conexiones del CC en la ciudad, y siempre estoy ansioso por tomar ese camino debido al gran escenario. Pero cuando alguien está pegado a mi trasero, es difícil relajarse y abrirse a la sensualidad de conducir.

¿QUE PASA CON ESO?

¿Qué pasa con esa manía de pegarse al paragolpes? Al igual que mi perseguidor semanal, mi Yo humano me persigue muy de cerca regularmente. Él tiene todo el derecho a utilizar el mismo camino por el que estoy viajando, pero debería haber una ley acerca de estar justo detrás de mi parachoques. Él hace que sea difícil para mí disfrutar del paisaje en mi viaje hacia la maestría. Adamus dice que estamos en los mejores tiempos en todas nuestras vidas, a medida que pasamos de ser humano a un ser realizado, pero ¿cómo puedo relajarme en la iluminación cuando mi Yo humano está justo en mi trasero?

¿Por qué tiene tanta maldita prisa? Yo ya sé que voy a llegar a la Iluminación. De hecho, ya estoy allí y ahora sólo estoy disfrutando del paseo a lo largo del camino que me llevó allí. ¿Acaso mi Yo humano cree que esto es una carrera? ¿Qué tiene que estar en primera fila? ¿Lo hace sentir más potente estar por delante de la manada?

El Yo humano siempre trata de pasarme en el camino hacia la iluminación. Lo divertido es que cada vez que me quiere pasar, parece que hay un coche que viene en la otra dirección. Me he dado cuenta que los conductores de los coches tienen el mismo aspecto que mi Yo humano: frenéticos, presas del pánico, con los ojos desorbitados. Me di cuenta de que estos son los Yoes humanos de otros seres en el camino hacia la iluminación que están regresando de nuevo a la comodidad de sus limitados hogares humanos porque no pudieron manejar esta cosa llamada maestría. Ellos pensaron que era algún tipo de Yo humano glorificado. Cuando se dieron cuenta de que el Yo humano pierde el control, que la alimentación de energía ya no es permitida, y que el poder es una ilusión… inmediatamente dieron la vuelta a sus casas. Es curioso que estos seres humanos que vienen en dirección contraria en realidad son los mismos que impiden a mi Yo humano rebasarme.

¿Cuándo se dará cuenta mi Yo humano que no se trata de su viaje? Es nuestro viaje. El maestro y el ser humano, así como todos los aspectos y facetas del Yo Soy. ¿Cuándo se dará cuenta de que nunca será capaz de pasar al Yo Soy? ¿Cuándo va a dejar de conducir como un loco? He intentado voltearme y señalarle que me deje en paz (dedo medio extendido por la ventana del coche), pero él insiste en montarse en mi trasero.

De lo que mi Yo humano no se da cuenta es que mi vehículo, también conocido como mi Cuerpo de Conciencia, está totalmente automatizado. Cuenta con un sistema GPS de confianza que me guía con seguridad a mi destino. Yo no tengo que preocuparme de perderme, a diferencia de mi Yo humano que ni por un momento confía en su sentido de orientación. Mi Cuerpo de Conciencia tiene un sistema de prevención de accidentes incorporado. Mientras lo tengo encendido, no tengo de que preocuparme.Ni siquiera tengo que pensar en el tráfico, ya que hace todo por mí, tan diferente de mi Yo humano en su viejo vehículo. Mi Cuerpo de Conciencia se conduce solo, respondiendo a mis ordenes sin dudas o cuestionamientos. Nunca necesita combustible, ajusta la temperatura y la música basada en la lectura de mis signos vitales, y básicamente hace todo para que mi viaje sea lo más agradable posible. Pero la única cosa que no ha sido capaz de hacer es deshacerse de mi Yo humano pegado a mi paragolpes trasero.

Cuando mi Yo humano hace lo suyo pegándose a mí, sé que está tratando intencionalmente de provocarme. Quiere llamar mi atención. Él quiere validación. Él quiere que este sea su viaje y que sin él nada de esto estaría sucediendo. Pobre Yo humano. ¿Cuándo va a aprender que estoy feliz de mostrarle el camino, y él es bienvenido a formar parte del viaje, pero que no está en el control? De hecho, no hay necesidad de control. Todo está automatizado. Ese es el gran punto que se está perdiendo. Él piensa que tiene que trabajar duro, conducir rápido y se preocupa por llegar a su destino, pero lo único que tiene que hacer es disfrutar del paseo, relajarse en la belleza del viaje, y permitirnos llegar sanos y salvos.

He pensado en ello durante mucho tiempo y finalmente me di cuenta que mi Yo humano realmente quiere estar en el coche conmigo. Bueno, en realidad quiere estar en el asiento del conductor. Por otra parte, él ni siquiera me quiere en el coche. Él quiere todo el vehículo – y el viaje espiritual – para sí mismo. Él quiere hacer caso omiso a las características automáticas de alta tecnología de mi vehículo de Cuerpo de Conciencia, tomando el control del volante y el pedal del acelerador (nunca va a usar los frenos), por lo tanto, creyendo que él es el que está haciendo que el viaje ocurra. Él quiere el crédito por llegar a destino, pero en realidad él es el que se atasca a sí mismo para llegar. Tonto, tonto humano. ¿Tendrá que tener un accidente para que él finalmente lo entienda? ¿Se hará daño a sí mismo y posiblemente a otros antes de tomar una respiración profunda y relajarse en la iluminación? Probablemente no. Tiene tanta maldita prisa que ni se da cuenta que ya estamos allí.

Miro mi espejo retrovisor y veo a mi Yo humano acercándose demasiado al parachoques. Ordeno a mi Cuerpo de Conciencia bajar la ventanilla, lentamente extiendo mi brazo por la ventana y le levanto mi dedo medio a mi Yo humano, entonces largo una carcajada. Es exactamente el tipo de rudeza que mi Yo humano espera en la vida, y estoy feliz de complacerlo. Tan feliz, de hecho, que saqué los dos brazos por la ventana y extendí los dos dedos del medio. ¡dosis doble! Toma eso Yo humano, ten eso. ¡Qué escena! El Maestro, en su vehículo automatizado por el Cuerpo de Conciencia, conduciendo por la carretera con sus dedos medio extendidos hacia el frenético y neurótico Yo humano. Estoy grabando todo esto para que algún día pueda mostrarle al Yo humano lo divertido que fue el camino hacia la iluminación.

 

Cada año nos saltamos una reunión mensual. Este año habrá reunión no-mensual en septiembre. Te veremos otra vez el Primero de Octubre, el Cinco de Noviembre y el Diez de Diciembre.

Edición: Héctor Santos Ramallo

Revista Shaumbra Septiembre 2016

Traducción: Edgar Estrada

Fuente: El Manantial del Caduceo en la Era del Ahora

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