
(Véase también enfermedad de Alzheimer)
Plano corporal: cerebro (comunicación, logística).
Plano de los síntomas: el gran olvido: lo próximo se olvida enseguida, lo lejano con más lentitud; la central (el ordenador central) se desmorona; mientras que el intelecto desaparece con rapidez, las capacidades emocionales y sensoriales se mantienen durante más tiempo; se desprende uno de toda responsabilidad (huida), pero también hay que desprenderse de ella pues no se está en condiciones de percibirla.
Realización: abandonar el intento de seguir haciendo las cosas como hasta ese momento; reajustar lo cotidiano y dedicarse a la preparación del pasado; de lo que se trata es de las grandes relaciones, de las estructuras de la vida; hay que ignorar (olvidar) las nimiedades; todo lo que no es esencial (referido a las formas terrenas) pasa, lo esencial (el desarrollo psíquico) permanece; pregunta: ¿Qué he dejado pendiente en mi vida?; «reajustar el intelecto y la razón, percibir y dar importancia al mundo más allá de lo visible; seguir extendiendo la responsabilidad en la serie de las generaciones; en lugar de huir, regresar a la parte antigua; la vuelta a casa».
Resolución: completar al nivel psíquico-espiritual lo que la demencia limita en el cerebro: «Quien no se vuelva como los niños, no llegará al reino de Dios»; modesto de espíritu, ser perspicaz en lugar de majadero.
Relación con los principios elementales: Mercurio / Neptuno.
Tomado del libro La Enfermedad Como Símbolo.
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