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Artículo El Secreto de la Flexibilidad

Iba a escribir «el secreto de la juventud», porque una de las diferencias fundamentales entre un cuerpo joven y un organismo senil reside en la flexibilidad del primero y en la rigidez del otro; en otras palabras, FLEXIBILIDAD = JUVENTUD. Los adeptos del yoga conservan una flexibilidad inigualada hasta una edad muy avanzada. En los ashrams de la India, aún los «ancianos» son, a menudo, más flexibles que los jóvenes. En pocas palabras, el secreto de la flexibilidad en el hatha yoga estriba en la elongación de los músculos contractados por efecto de las tracciones lentas y progresivas. Este estiramiento de los músculos previamente relajados constituye una característica esencial de los asanas, que explica también por qué relajan mejor y más pronto que la gimnasia, la que procura el desarrollo de la musculatura somática mediante la contracción repetida de los músculos voluntarios. Un deporte es reputado tanto más completo cuanto mayor es el número de músculos que fortifica. Aunque la tendencia actual en Occidente sea la de introducir fases de relax rápido en el curso de los movimientos, a pesar de todo, el conjunto es fundamentalmente diferente de lo que se produce en una postura yóguica. Recordemos algunas nociones de la fisiología del músculo voluntario (estriado).

El músculo puede encontrarse normalmente en tres estados diferentes:

a) La contracción

Es la fase «útil» del funcionamiento muscular, durante la cual el músculo, al contraerse, actúa sobre el esqueleto y proporciona el trabajo mecánico que permite efectuar el movimiento. Es la base casi exclusiva de la gimnasia y de los deportes.

b) El tono

El tono es el estado normal de cualquier músculo «en vigilia», no activo, pero listo para contraerse en cuanto le llegue una orden bajo la forma de influjo nervioso.

c) La relajación

En este caso, el músculo está «distendido». Es el estado de los músculos durante el sueño y en los ejercicios de relajamiento del yoga.

Estos tres estados son normales, habituales y Ud. ya los conoce. A estos tres estados hay que agregar otro — excepcional en la vida corriente— : el del músculo ESTIRADO. Es una situación particular y enteramente diferente de las otras tres, en el sentido de que el músculo es incapaz de estirarse por sí mismo: el estiramiento se produce por una acción exterior. Como es sistemáticamente utilizado en todos los asanas, es indispensable conocer bien esta propiedad particular de los músculos, a fin de ejecutar correctamente las posturas y comprender mejor su acción.

La elasticidad del músculo es muy diferente de la del caucho, que se deja estirar hasta que se rompe. El músculo, por el contrario, es muy extensible en su «límite normal de elasticidad». Cuando se alcanza éste, el músculo puede estirarse aún, pero LENTAMENTE. Entonces se estira, y lo hará tanto mejor cuanto más relajado esté. Una tracción brusca sobre músculos no relajados puede incluso traumatizarlos.

Una tracción lenta, progresiva, continua sobre un músculo descontractado no ofrece peligro: por el contrario, entraña una serie de efectos favorables, de los que el primero es exprimir la sangre, especialmente la venosa. La circulación venosa depende, no del impulso cardíaco, sino de las contracciones y descontracciones alternativas de los músculos que, al comprimir las venas, impulsan la sangre hacia el corazón. Pero sólo el estiramiento vacía el músculo a fondo. En cuanto cesa, el músculo retoma su volumen normal y «aspira» sangre fresca que lo enjuaga, lo desengrasa y lo alimenta. Además, y esto explica, por otra parte, por qué los asanas confieren mayor flexibilidad que cualquier otro método, cada estiramiento hace retroceder el límite de elasticidad normal de los músculos, y por consiguiente explica por qué el cuerpo se relaja siempre más y más.

CONCLUSIONES PARA LA PRACTICA

Puesto que en cada asana ciertos músculos o grupos de músculos sufren una tracción, hay que localizar la atención en ellos y decontractarlos con cuidado ANTES y DURANTE la tracción, la que debe ser LENTA y PROGRESIVA. La Pinza, por ejemplo, ejerce una tracción sobre los músculos de la espalda y pronto llega Ud. al límite. Sin embargo, si espera algunos instantes relajándose en esta posición, constatará que puede ganar algunos centímetros mediante una tracción progresiva de los brazos. Por esto los movimientos repetidos y a tirones deben proscribirse en el yoga, ya que impiden la relajación muscular, condición indispensable y previa a todo estiramiento. Esta relajación del músculo, fuera del sueño, es un acto voluntario, por tanto consciente, y por esto los asanas requieren una atención concentrada. Cuanto más viva Ud. los asanas, más atento y concentrado estará, mejor se relajará y podrá estirar mejor sus músculos. Se relajará pronto y sin dolor. Esta atención concentrada constituye un excelente ejercicio de control mental y prepara al Raja Yoga; para favorecerla, muchos adeptos practican con los ojos CERRADOS.

Además, hay que descontractarse lo más rápida y completamente que se pueda antes y durante las posturas; por esto, todos o casi todos los asanas parten de la posición tendido. Antes de efectuar un asana, verifique su descontracción, después ejecútelo con el menor número de músculos y limite su contracción al estricto mínimo. Continúe respirando normalmente (salvo indicación contraria) mientras ejecuta la postura. En la postura completa relaje especialmente los músculos sobre los que obra directamente el asana. Dosifique la tracción, que deberá ser lenta y continua, y vuelva después a la alfombra. Respire profunda y completamente, relajándose de nuevo. Durante este tiempo de reposo en el suelo, la sangre AFLUYE EN GRAN ABUNDANCIA a los músculos que han sufrido el estiramiento. Este relax constituye una fase esencial y no hay que precipitarse de una postura a otra: ¡el yoga excluye todo apresuramiento! No comience el asana sino cuando la respiración y los latidos del corazón han vuelto a la normalidad. Esta relajación puede ser abreviada entre dos posturas de un mismo tipo, que ejerzan una flexión en el mismo sentido; por ejemplo, entre la Cobra, el Saltamontes y el Arco hay que reposar menos tiempo que entre el Arco y la Pinza. Estas nociones fundamentales abren posibilidades ilimitadas de perfeccionamiento.

Recordemos que una buena «puesta en marcha» antes de su sesión de asanas facilita mucho el trabajo, porque los músculos en calor se estiran más fácilmente.

 

Edición: Romina Medina – Profesora de Hatha Yoga Dinámico.

Fuente: Libro “Aprendo Yoga” de  André Van Lysebeth.

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