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Artículo Objetividad y Subjetividad en Las Relaciones

Saludos mis muy queridos amigos. Les traigo bendiciones especiales esta noche. Las poderosas fuerzas del amor que vienen hacia ustedes tocan todas las esferas. Quien quiera que esté abierto y en un estado de tranquila armonía puede recibir esta fuerza que bendice su cuerpo, su alma y su espíritu.

Ocasionalmente he hablado del tema de la objetividad y la subjetividad. Ahora lo expondré de manera detallada, pues la objetividad es esencial para un ser humano armonioso y libre, y para establecer relaciones armónicas. Mientras sean menos puros y armoniosos serán menos objetivos. La objetividad significa verdad. La subjetividad significa una verdad disfrazada, medias verdades en el mejor de los casos, y a menudo, una absoluta falta de verdad. Contrariamente a una mentira consciente, la subjetividad resulta en una falta de verdad inconsciente o no intencional. Todo esto surge del nivel emocional del ser de una persona.

Cuando realices tu trabajo de purificación, al principio encontrarás la falta de verdad que existe en la profundidad de tu alma. Una vez que la logres hacer salir, podrás plantar la verdad dentro de ti. Sólo un sendero de búsqueda interna perseverante te hará descubrir estas cosas para hacer posible el cambio. Esta conferencia te mostrará otro ángulo desde el cual mirar tus relaciones en general y a ti en particular. Te ayudará a dar un paso más.

Tomemos primero el fenómeno común de que sueles reconocer una grave falta en los otros, pero no la puedes ver en ti. No importa si el defecto, o la falla, es exactamente igual o si tiene una forma ligeramente distinta. Tu objeción a los errores que ves en los otros -especialmente en tu pareja- puede incluso ser correcta. Pero de hecho estás dentro de una verdad a medias cuando juzgas al otro mientras que eres incapaz de ver cómo tú mismo te desvías de lo que está bien de la misma manera. Más aún, el error del otro tal vez coexiste con cualidades buenas que tú ni siquiera posees. Así, tu juicio está teñido, pues concentras tu objeción sólo en un punto malo, mientras que dejas de ver muchas facetas que completarían el cuadro.

El Concentrarse en los defectos del otro

Así que siempre que juzguen a alguien, queridos amigos, cada vez que se sientan lastimados por los errores o defectos de otros, por favor pregúntense: «¿Acaso no tengo yo, bajo un aspecto algo diferente, un defecto igual? ¿Y la persona a quien juzgo tan duramente no tendrá algunas cualidades de las que yo carezco?»

Entonces piensen en esas cualidades buenas del otro y recuerden también que deben preguntarse si no tienen defectos que la persona a la que juzgan y resienten no tiene. Esta consideración les ayudará a evaluar su cólera en contra de los defectos de los otros, especialmente de su pareja, de manera más objetiva. Y si de casualidad el resultado de esta evaluación les dice que sus defectos en realidad son mucho menores y que sus cualidades son mucho mayores que los del otro, eso es una razón de más para cultivar su tolerancia y su comprensión. Si lo hicieran, entonces sí que estarían en un nivel más alto de desarrollo, lo cual quiere decir, ante todo, la obligación de ser comprensivo y de perdonar. ¡Si no tienen esa capacidad, sus cualidades superiores no valen nada! Pero si realizan serios esfuerzos en esa dirección, su ser divino les ayudará a ser más objetivos. Entonces con seguridad tendrán más paz y lo que ahora les incomoda tanto dejará de molestarlos.

Siempre que están enojados por los defectos o errores de otra persona tiene que haber algo en ustedes que tampoco está bien. Esto ya lo saben, amigos, pero lo olvidan una y otra vez frente a las oportunidades de examinarse a sí mismos. No deberían estar tan preocupados por el hecho de que la otra persona esté tan obviamente equivocada, muchísimo más equivocada que ustedes. Traten de encontrar el granito de imperfección en ustedes en lugar de concentrarse en la montaña del otro. ¡Es su granito enfermo de falta de verdad lo que les arrebata la paz y no la montaña de errores del otro!

Dos medidas defensivas: la severidad y la idealización 

Existe otra forma de subjetividad extrema que surge de la misma raíz aunque se manifiesta de una manera completamente diferente. Muchos seres humanos son muy severos con los que les hacen sentir criticados y no amados o, al menos, inseguros. Esta severidad es una defensa. Si tú estás seguro de tu valor, no te sentirás inseguro y por lo tanto desarrollarás una tolerancia natural. Pero la mayoría de ustedes todavía están tan inseguros que echan mano de medidas defensivas equivocadas. Esta actitud entra en la misma categoría que la idealización ciega de la persona cuyo amor te hace sentir seguro. En tales casos no ves las mismas conductas que tan duramente criticas en otros. Eso también es peligroso, mis queridos amigos, especialmente porque esta tendencia se presta mucho a autoengañarse creyendo que su idealización es amor y tolerancia. Tratan de convencerse de que son tolerantes y buenos cuando cierran los ojos ante los defectos de la gente que aman porque los aman a ustedes. No, amigos, esto no es amor verdadero. El amor verdadero sólo puede ver la realidad. Si están listos para amar de la manera más vital y madura, no tratarán de cerrar los ojos ante los defectos de la persona amada, sino que harán lo contrario. Si insistes en cerrar los ojos es por dos razones. Una es el orgullo: la persona que has escogido como tu amado o amada y que te ha escogido a ti no debe tener defectos que te parezcan inaceptables. Claro que puedes admitir que tiene ciertos defectos, como admites que tú mismo los tienes, pues sabes que no existe ningún ser humano que no tenga debilidades. Pero sigues ignorando muchas tendencias, pensando conscientemente que tu actitud es una prueba de amor y tolerancia, aunque surja de tu orgullo. La segunda razón es que en lo profundo de tu corazón estás tan inseguro sobre tu capacidad de amar que necesitas una versión idealizada de la persona amada. Tu amor no es real si estás obligado a ver a esta persona de manera idealizada. Se trata más bien de una debilidad y de una forma de esclavitud.

El amor verdadero es la libertad, queridos amigos. Puede soportar la prueba de la verdad tal como ésta es en el estado actual de desarrollo de la otra persona. Cuando lleguen a ese nivel, podrán ver a su amado o amada tal como es y no como ustedes quieren que sea. Mientras cierren los ojos ante la imagen real del otro no serán capaces de amar. Algunas personas hacen de todo por mantener los ojos cerrados por miedo a que, si vieran la verdad, ya no podrían seguir amando. El orgullo y su actual incapacidad para amar verdaderamente, les hace pasar de un extremo al otro. Ya sea que se rehúsen a ver a la persona que tienen tan cerca y que tanto quieren tal como en verdad es, o bien la juzgan con demasiada severidad, aún en el caso de que la crítica esté justificada. El hecho aislado ante el cual protestan tal vez sea válido, pero no su evaluación de la totalidad de la persona, pues tiene una cantidad de facetas que ustedes no pueden conocer.

 

Extracto del libro: «Del miedo al Amor». El Metodo Pathwork para transformar la relación de pareja. (Fragmento de la conferencia «OBJETIVIDAD Y SUBJETIVIDAD EN LAS RELACIONES»). Editorial Pax México.

Fuente: www.caminosalser.com

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