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Artículo Amor al Trabajo

Disfruto de todo trabajo que hago.

Los comienzos de mi vida laboral

Cuando me marché de casa, supe de un trabajo en un bar de bebidas alcohólicas. Recuerdo que el jefe me dijo que el trabajo era muy pesado, que tendría mucho que fregar y limpiar; me preguntó si sería capaz de hacerlo. Lógicamente dije que sí, porque de verdad deseaba trabajar. Al acabar el primer día, recuerdo que pensé: «¿Y a esto llama él trabajo pesado?». No era nada comparado con todo lo que tenía que hacer en casa.

El trabajo me duró dos semanas porque mis padres me encontraron y me obligaron a volver a casa. Mi jefe lamentó mi marcha porque era muy buena trabajadora. Cuando volví a trabajar, subí un poco de categoría: de camarera en una pequeña cafetería. Ya había varias camareras, y me pusieron a lavar los platos detrás de la barra. Yo era tan ingenua y poco mundana que creí que las propinas eran para mí, y me las fui metiendo en el bolsillo. Al acabar el día, las otras camareras lo descubrieron, se encararon conmigo y me exigieron sus propinas. Me sentí muy avergonzada. Ciertamente, no era una buena manera de comenzar un trabajo. Ese puesto tampoco me duró demasiado.

En esa época de mi vida yo era tan cándida que carecía en absoluto de gracia para moverme en sociedad. La primera vez que fui a un pequeño restaurante me asusté tanto que salí corriendo como una histérica. En mi casa había aprendido a trabajar arduamente, pero no me habían enseñado nada sobre el mundo exterior.

Entre mi ignorancia y mi falta de autoestima, pasé por una larga serie de trabajos mal remunerados. Trabajé en drugstores, en tiendas de artículos baratos y en el depósito de mercancías de unos grandes almacenes. Aunque mi sueño era ser una estrella de cine o una bailarina, no tenía idea de cómo lograrlo. Cualquier trabajo de nivel superior al que hacía era un sueño lejano. Tal era mi falta de educación que hasta el trabajo de secretaria quedaba por encima de mis capacidades.

Entonces, un buen día, la Vida dio un giro interesante. Tenía un trabajo en Chicago en el que ganaba 28 dólares semanales. No recuerdo por qué una mañana entré en el estudio de danza de Arthur Murray, pero lo hice, y un hábil vendedor me vendió lecciones de baile por 500 dólares. Cuando llegué a casa esa noche no podía creer lo que había hecho. Estaba aterrorizada. Al día siguiente, después de salir del trabajo volví al estudio y les confesé mi pobreza.

Ah, pero ha firmado un contrato —me dijeron— y debe pagarnos el dinero. No obstante, tenemos un puesto vacante de recepcionista. ¿Cree que podría hacerlo?

Me iban a pagar 10 dólares más de lo que yo ganaba por semana. Era un estudio inmenso, con más de 40 profesores. Trabajábamos desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche, y siempre hacíamos las comidas juntos. A los dos días descubrí que era capaz de llevar el control de los horarios de los profesores, cobrar las cuotas y hacer todas las presentaciones. Me había incorporado a la vida social y jamás me lo había pasado tan bien en un trabajo en mi vida. Ese fue un fabuloso punto decisivo en mi vida.

Después del trabajo en el estudio de danza de Arthur Murray me trasladé a Nueva York y me convertí en modelo. Pero en realidad no tuve una sensación de valía personal ni autoestima hasta que comencé a trabajar en mí misma para liberarme de las creencias negativas de mi infancia. En esos días no tenía ni idea de cómo cambiar mi situación. Ahora sé que tenía que hacer primero el trabajo interior. Por muy atascados que estemos, siempre podemos hacer cambios positivos.

Bendice tu trabajo con amor

Tal vez tienes un trabajo en el que sientes que no avanzas, o quizá lo detestas, o te da la impresión de que simplemente ocupas tu tiempo para llevar dinero a casa. Bueno, pues hay cosas que puedes hacer para lograr cambios positivos. Estas ideas te pueden parecer tontas o muy simples, pero sé que dan resultado. He visto a incontables personas mejorar de este modo su situación laboral.

El método más poderoso que puedes usar para transformar una situación es el de bendecir con amor. Sea cual sea el lugar donde trabajes, o lo que sientas por él, ¡bendícelo con amor!, y lo digo literalmente. Di: «Bendigo mi trabajo con amor».

Y no te pares ahí. Bendice con amor el edificio, todo lo que hay dentro de él, tu escritorio si lo tienes, el mostrador si trabajas detrás de uno, las diversas máquinas que utilizas, los productos, los clientes, tus compañeros, tus jefes y todo lo demás relacionado con ese trabajo. Esto hará maravillas.

Si hay una persona en el trabajo con la que tienes problemas, usa tu mente para cambiar la situación. Haz esta afirmación: «Tengo una relación maravillosa con todas las personas que trabajan aquí, incluyendo a…………». Cada vez que te venga a la mente esa persona, repite la afirmación. Te sorprenderá ver cómo mejora la situación. Puede llegarte una solución que ni siquiera te imaginas en estos momentos. Tú pronuncia las palabras y después deja que el Universo encuentre la manera de arreglar las cosas.

Si deseas un nuevo trabajo, entonces, además de bendecir con amor tu trabajo actual, añade la afirmación: «Dejo libre este trabajo con amor para otra persona que se sentirá feliz de trabajar aquí». Ese trabajo era el ideal para ti cuando lo conseguiste. Era el perfecto reflejo de tu sentido de valía personal en esos momentos. Ahora has crecido y avanzas hacia algo mejor, y tu afirmación es: «Sé que hay personas que andan buscando exactamente lo que yo ofrezco. Ahora acepto un trabajo en el que se aproveche todo mi talento y mis capacidades creativas. Este trabajo es profundamente gratificante, y es una alegría para mí ir a trabajar cada día. Trabajo con y para personas que me aprecian y valoran. Hay luz y aire en el lugar, y está lleno de entusiasmo. Se encuentra en el sitio perfecto, y me proporciona buenos ingresos, por lo cual siento un profundo agradecimiento».

Si detestas tu trabajo actual, ese sentimiento de odio va a ir siempre contigo. Aun en el caso de que encuentres un trabajo mejor, al poco tiempo también lo odiarás. Sean cuales fueren los sentimientos que tienes en tu interior ahora, los llevarás a tu nuevo lugar de trabajo. Si vives en un mundo de insatisfacción, encontrarás ese mundo adonde quiera que vayas. Has de cambiar tu conciencia para poder ver resultados positivos en tu vida.

Entonces, cuando encuentres un nuevo trabajo, será bueno, lo apreciarás, lo valorarás y lo disfrutarás.

Así pues, si detestas el trabajo que tienes, tu afirmación es: «Amo el lugar donde trabajo. Siempre consigo los mejores trabajos, en los que todo el mundo me valora». Afirmando esto continuamente te crearás una nueva ley personal. El Universo tendrá que responderte con la misma moneda. La vida siempre va a elegir los canales más apropiados para brindarte lo bueno, si tú se lo permites.

Haz lo que te gusta hacer

Si te educaron en la creencia de que hay que «trabajar arduamente» para ganarse la vida, ya es hora de que dejes marchar esa creencia. Haz esta afirmación: «El trabajo es fácil y es una diversión para mí», o «Disfruto haciendo mi trabajo». Ve repitiendo tu afirmación hasta que tu conciencia cambie. Haz lo que te gusta y te llegará el dinero. Ama lo que haces y te llegará el dinero. Tienes derecho a ganar dinero y disfrutar haciéndolo. Tu responsabilidad con la Vida es participar en actividades agradables. Cuando busques la manera de hacer algo que te gusta, la Vida te mostrará el camino hacia la prosperidad y la abundancia. Esta actividad casi siempre es alegre y placentera. Nuestro guía interior nunca nos da «deberes». La finalidad de la vida es jugar, divertirse. Cuando el trabajo se transforma en juego y diversión, es agradable y gratificante. Las actitudes negativas hacia el trabajo generan toxinas en el cuerpo.

Si te han despedido, por favor, supera tu amargura lo más rápido que puedas, porque la amargura no va a aportar nada bueno a la vida. Afirma con frecuencia: «Bendigo al que fue mi jefe con amor. De esto sólo sacaré algo bueno. Ahora avanzo hacia mi mayor bien. Estoy a salvo y todo está bien». Y después haz la afirmación para conseguir un nuevo trabajo.

Lo importante no es lo que nos ocurre, sino cómo reaccionamos. Si la vida te da limones, haz una limonada. Si los limones están podridos, quítales las semillas y siémbralas, para que puedan crecer nuevos limones. También puedes hacer con ellos un fertilizante orgánico.

A veces, cuando estamos muy cerca de cumplir nuestros sueños, nos asustamos tanto de tener lo que deseamos que comenzamos a sabotearnos. Por difícil que resulte imaginárselo, hacemos esto en un erróneo esfuerzo por protegernos. Realizar un cambio muy grande, como tener el trabajo ideal o excelentes ingresos, puede ser realmente aterrador. ¿Y si fracaso? ¿Y si caigo mal a ¡a gente? ¿Y si no soy feliz?

Estas preguntas las hace aquella parte de ti que tiene mucho miedo de que tus sueños se conviertan en realidad. Muchas veces la clave de nuestros miedos está en nuestro niño interior. Ya es hora de que seamos cariñosos, pacientes y amables con nosotros mismos. Tranquiliza a tu niño interior, ámalo, haz que se sienta a salvo. Un libro fabuloso que puede ayudarte a acceder a esos miedos y sentimientos interiores es Recupera a tu niño interior, de Lucia Capacchione. Habla de técnicas para llevar un diario, con el fin de favorecer la curación y la liberación. Haz con frecuencia esta afirmación: «Estoy a salvo en el Universo; toda la vida me ama y me apoya».

Tus pensamientos pueden ayudarte a conseguir el trabajo perfecto

No te inmovilices en la creencia de que es difícil conseguir un trabajo. Eso puede ser cierto para muchas personas, pero no tiene por qué serlo para ti. Sólo necesitas un trabajo. Tu clara conciencia te abrirá el camino. Son demasiadas las personas que tienen mucha fe en el miedo. Cuando ocurre un cambio en la economía del país, los medios de comunicación inmediatamente creen en todos los aspectos negativos y no paran de hablar de ellos. Lo que hay y aceptas en tu conciencia se conviene en realidad para ti.

Cuando oigas hablar de tendencias negativas en los negocios o en la economía, afirma inmediatamente: «Eso puede ser cierto para algunas personas, pero no para mí. Yo siempre prospero, esté donde esté o pase lo que pase». Al pensar y decir eso te creas tus experiencias futuras. Vigila mucho lo que dices respecto a tu prosperidad. Siempre tienes la opción de elegir entre una mentalidad de pobreza o una mentalidad de prosperidad. Durante al menos una semana fíjate en cómo hablas del dinero, del trabajo, de tu profesión, de la economía, del ahorro y de la jubilación. Escúchate. Cerciórate de que tus palabras no te estén creando pobreza ahora o para el futuro.

Otra cosa que puede contribuir a crear una mentalidad de pobreza es la falta de honradez, en cualquiera de sus formas. Muchas personas creen que es normal y natural llevarse a casa grapas y otros artículos de la oficina o de cualquiera que sea el lugar donde trabajan. Se olvidan o no son conscientes de que lo que «robamos» a la Vida, ella nos lo quitará. Robar, aunque sea lo más insignificante, es decirle a la Vida que no podemos permitirnos comprarlo, y eso nos mantiene atascados en la limitación.

Cuando le robas a la Vida, la Vida siempre te quita más. Podrías robar grapas y perderte una importante llamada telefónica. Podrías robar dinero y perder una relación. La última vez que robé algo (en 1976) fue un sello, y se perdió un cheque de 300 dólares que me habían enviado por correo. Fue una manera bastante cara de aprender una lección, pero a la larga bien ha valido la pena. De modo que, si el dinero es un gran problema para ti, mira a ver dónde puedes estar deteniendo el flujo. Si has cogido algo del trabajo, devuélvelo. Jamás prosperarás mientras no lo hagas.

La Vida nos provee en abundancia de todo lo que necesitamos para sustentamos. Cuando admitimos este concepto y lo incorporarnos a nuestro sistema de creencias, entonces experimentamos una mayor prosperidad y abundancia en nuestra vida.

Tal vez estás considerando la posibilidad de crear tu propia empresa; te gusta la idea de ser tu propio jefe y cosechar todos los beneficios. Esto es maravilloso si tienes el carácter adecuado. Pero no abandones tu trabajo para lanzarte por tu cuenta mientras no hayas explorado verdaderamente todos los aspectos laterales. ¿Eres capaz de motivarte para trabajar si no tienes a nadie que te vigile o supervise? ¿Estás dispuesto o dispuesta a trabajar 10 o 12 horas diarias durante el primer año? Las nuevas empresas necesitan la dedicación del propietario hasta que hay beneficios suficientes para contratar a otras personas. Yo trabajé 10 horas diarias, los siete días de la semana durante mucho tiempo.

Siempre sugiero comenzar una nueva empresa a tiempo parcial. Trabaja en este proyecto después de las horas normales de trabajo y los fines de semana hasta tener seguridad de que eso es lo que deseas. Asegúrate de que el negocio te va a dar suficientes beneficios para vivir antes de dejar de contar con un salario regular. Yo comencé mi editorial con un libro y una cinta magnetofónica. Trabajaba en mi dormitorio con la única ayuda de mi madre, de 90 años. Por la noche preparábamos los envíos de libros y cintas. Tardé dos años en tener beneficios suficientes para contratar un ayudante. Era una actividad suplementaria agradable, pero pasó mucho tiempo antes de que Hay House se convirtiera en un verdadero negocio.

Así pues, cuando empieces a tener ganas de montar tu propio negocio, haz esta afirmación: «Si esta empresa ha de ser para mi mayor bien y mi máxima alegría, entonces que avance con facilidad y sin esfuerzos». Mira con atención a tu alrededor para ver todos los signos. Si surgen retrasos y obstáculos, comprende que ese no es el momento para continuar adelante. Si todo encaja y cobra sentido con facilidad, entonces, adelante, pero a tiempo parcial al principio. Siempre puedes expandirte, pero a veces es difícil dar marcha atrás.

Si te preocupan los jefes, los colaboradores, los clientes, el lugar de trabajo, el edificio o cualquier otro aspecto de tu nueva empresa, recuerda que eres tú quien hace tus leyes personales con respecto a tu carrera profesional. Cambia tus creencias y cambiarás tu vida laboral.

Recuerda: «tú» decides cómo quieres que sea tu vida laboral. Crea afirmaciones positivas para lograrlo. Y repítelas con frecuencia. Puedes tener la vida laboral que deseas

Afirmaciones para mejorar tu vida laboral

Siempre trabajo para personas que me respetan y me pagan bien.

Siempre tengo jefes maravillosos.

Me llevo bien con todos mis compañeros de trabajo, en un ambiente de mutuo respeto.

En el trabajo todos me quieren.

Siempre atraigo a los clientes más simpáticos, y es una alegría servirlos.

Es un placer estar en mi lugar de trabajo.

Me gusta la belleza que me rodea en el trabajo.

Es un placer venir a trabajar; me encanta el barrio, porque es agradable y seguro.

Me resulta fácil encontrar trabajo.

El trabajo siempre me llega cuando lo necesito o deseo.

Siempre rindo el ciento por ciento en el trabajo, y esto es muy apreciado.

Los ascensos me llegan con facilidad.

Mis ingresos aumentan constantemente.

Mi empresa se expande más allá de mis expectativas.

Atraigo más negocios de los que puedo manejar.

Hay abundancia para todos, incluyéndome a mí.

Mi trabajo es gratificante y satisfactorio.

Soy feliz en mi trabajo.

Mi profesión es fabulosa.

Estoy a salvo en el mundo de los negocios

Sé que los pensamientos de mi mente son los responsables de mis condiciones laborales, de modo que elijo conscientemente mis pensamientos, para que sean positivos y me apoyen. Elijo la mentalidad de prosperidad y, por lo tanto, soy una persona próspera. Elijo pensamientos armoniosos, por lo tanto, trabajo en un ambiente armonioso. Por la mañana me encanta levantarme, sabiendo que hoy tengo un importante trabajo que hacer. Mi trabajo es estimulante y profundamente gratificante. Mi corazón se enciende de orgullo cuando pienso en el trabajo que hago. Siempre tengo trabajo; soy una persona productiva. La vida es buena. ¡Y así es!

 

Tomado del libro Vivir por Louise Hay – parte cinco.

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