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Artículo Las Relaciones En La Vida

Todas las personas que conozco son un reflejo de una parte de mí.

La relación más importante de todas

La relación más duradera que tendré en mi vida es la que tengo conmigo. Todas las demás relaciones vienen y van. Incluso los matrimonios que duran «hasta que la muerte nos separe» finalmente acaban. La única persona con quien estoy siempre soy yo. Mi relación conmigo es eterna. Así pues, ¿cómo es esta relación? Al despertar por la mañana, ¿me alegro de encontrarme en mi compañía? ¿Soy una persona con quien me  gusta estar? ¿Disfruto con mis pensamientos? ¿Me río conmigo? ¿Amo mi cuerpo? ¿Me siento feliz de estar conmigo?

Si no tengo una buena relación conmigo, ¿cómo puedo tenerla con otra persona? Si no me amo, siempre estaré buscando a alguien que me complete, que me haga feliz, que haga realidad mis sueños.

Atraer relaciones sanas

Estar «necesitado» es la mejor manera de atraerse malas relaciones. El doctor Wayne Dyer escribe: «En cualquier relación en la que dos personas se convierten en una, el resultado final son dos medias personas». Si esperamos que otra persona nos «arregle» la vida, o que sea nuestra «mejor mitad», disponemos las cosas para el fracaso. Es necesario que seamos realmente felices con nosotros mismos antes de iniciar una relación de pareja. Es necesario que seamos lo suficientemente felices para ni siquiera necesitar una relación para ser feliz.

De igual modo, si tenemos una relación con una persona que no se ama a sí misma, es imposible que realmente la contentemos. Nunca vamos a «valer lo suficiente» para una persona insegura, frustrada, celosa, rencorosa o que se odia a sí misma. Con mucha frecuencia hacemos lo imposible por agradar y ser valorados por parejas que no tienen  idea de cómo aceptar nuestro amor, porque estas personas no se aman a sí mismas. La vida es un espejo. Siempre atraemos a personas que reflejan características nuestras, o las creencias que tenemos respecto a nosotros mismos y a las relaciones. Lo que los demás piensan de nosotros es su propia perspectiva limitada de la vida. Hemos de aprender que la Vida siempre nos ha amado incondicionalmente.

Las personas celosas son muy inseguras; no se valoran a sí mismas. No tienen fe en su valía personal. Lo que realmente dicen los celos es: «No valgo lo suficiente, no merezco que me amen; por lo tanto, sé que mi pareja me va a engañar o me va a dejar por otra persona». Esto genera rabia y acusaciones. Estar con una persona celosa es decir que uno no se merece una relación de amor.

Muchas veces ocurre lo mismo en las parejas en que hay malos tratos. Estas personas o bien se criaron en una familia donde los malos tratos eran lo normal y continúan con el comportamiento familiar, o acusan al mundo y a su pareja de su falta de valía personal. Los cónyuges violentos nunca dejan de serlo a no ser que hagan  terapia. Generalmente tienen un progenitor contra el que guardan un profundo rencor. El perdón es fundamental para ellos.

Deben comprender de dónde procede su comportamiento y estar dispuestos a cambiar.

La influencia de nuestros padres

Todas mis relaciones están basadas en la relación que tuve con mis padres. Fue una enorme impresión para mí descubrirlo. Una vez fui a un «Taller de Relaciones de Amor» dirigido por Sondra Ray, con la esperanza de atraer una relación amorosa. Me quedé consternada al enterarme de que íbamos a trabajar nuestra relación con nuestros  padres. Pero al final del taller, ya había comprendido que muchos de los problemas que tenía en mis relaciones personales se debían a la infancia que tuve, que fue muy difícil.

Los malos tratos que habíamos soportado mi madre y yo, el abandono y la falla de amor de mi niñez, todo eso se transfería a mis relaciones actuales. No era extraño que siempre atrajera a hombres violentos, que siempre me abandonaran, que siempre sintiera que no era deseada ni amada, que siempre tuviera jefes que me asustaban. Simplemente estaba viviendo lo que aprendí de niña. Ese taller fue importantísimo para mí. En él liberé una gran cantidad de resentimiento y aprendí a trabajar en el perdón. Mi relación conmigo misma mejoró enormemente. Nunca volví a atraer a un hombre que me maltratara.

Así pues, en lugar de decir «Los hombres son malos» o «Las mujeres son malas», miremos la relación que tuvimos con nuestros padres y la que ellos tenían entre sí.

Por ejemplo, ¿qué quejas tienes actualmente de los hombres o de las mujeres que forman parte de tu vida? Piensa cómo llenarías los espacios en blanco de las frases siguientes:

Él nunca——————-

Él siempre—————-

Ella nunca—————-

Ella siempre————–

Los hombres no———

Las mujeres no———-

¿Era así como tu padre o tu madre se portaba contigo? ¿Te trataba así tu padre o tu madre? ¿Describe esto la manera como tu padre trataba a tu madre? ¿Cómo se expresaba el amor en tu casa cuando eras niño o niña?

Es posible que tengas que recordar la relación que tuviste en tu infancia con tu padre o tu madre para resolver los miedos profundamente arraigados que rodean una relación actual. Pregúntate: ¿A qué he de renunciar en una relación? ¿De qué modo «me pierdo» cuando tengo una relación? ¿Cuáles de los mensajes que recibí en mi infancia me originaron la creencia de que las relaciones son dolorosas?

Afirma tu amor por ti

Tal vez te cuesta muchísimo fijar límites y la gente tiende a aprovecharse de ti. Quizá envías un mensaje que dice: «No me valoro ni me respeto. Está bien que me maltrates y te aproveches de mí». Pero esto no tiene por qué seguir siendo así. Hoy mismo comienza a afirmar tu amor y respeto por ti. Mírate con frecuencia en el espejo y afirma: «Te quiero». Por simple que parezca, es una afirmación sanadora muy poderosa. A medida que aumenta nuestro amor por nosotros mismos, nuestras relaciones comienzan a reflejar ese amor y también el respeto.

Tal vez te convendría considerar la idea de unirte a un grupo de apoyo, para personas codependientes o hijos de padres alcohólicos, por ejemplo. Son grupos fabulosos que te ayudarán a establecer límites en tus relaciones y a volver a conectar con el amor y respeto por ti que llevas dentro. Busca en la guía telefónica a ver si encuentras algún grupo de apoyo que te quede cerca.

Me complace constatar que los grupos de autoayuda se están convirtiendo en la nueva norma social; se unen personas con problemas similares para encontrar soluciones. Si conoces a personas que pertenecen a alguno de estos grupos, sabrás que si bien pueden tener algunos problemas, están trabajando para mejorar la calidad de su vida.

Yo creo que desarrollamos «zonas de comodidad» en nuestras relaciones con los demás. Estas zonas se forman cuando somos muy pequeños. Si nuestros padres nos trataron con amor y respeto, entonces asociamos esta forma de tratar con la sensación de ser amados. Si, como nos ocurrió a muchos de nosotros, nuestros padres eran incapaces de tratarnos con amor y respeto, entonces aprendemos a sentirnos cómodos con esta carencia. En un esfuerzo por satisfacer nuestras necesidades, por sentirnos amados y cuidados, asociamos el hecho de ser tratados mal con la sensación de ser amados. Esto se convierte en nuestra pauta de conducta, y al haberse formado en la niñez, se transforma en el comportamiento que inconscientemente adoptamos en todas nuestras relaciones.

Creer que el hecho de que te traten mal significa que te quieren, no es patrimonio de ninguno de los dos sexos. Yo creo que este tipo de comportamiento disfuncional se reconoce más en las mujeres porque culturalmente a las mujeres se las anima a expresar vulnerabilidad, y por lo tanto estamos más dispuestas a reconocer cuándo nuestra vida no funciona bien. Sin embargo, las cosas están cambiando, ya que cada vez hay más hombres dispuestos a volver a conectar con su vulnerabilidad. «Mujeres que aman demasiado», de Robin Norwood, es un excelente libro sobre relaciones. También recomiendo el álbum de cintas Cómo Hacer Que Las Relaciones Funcionen, de Barbara De Angelis. Una buena afirmación para todos es: «Abro mi corazón al amor; estoy a salvo».

El trabajo más importante lo hacemos en nosotros mismos. Desear que cambie nuestra pareja es una forma sutil de manipulación, un deseo de tener poder sobre ella o él. Incluso podría ser una actitud santurrona, ya que expresa la idea de que somos mejores que nuestra pareja. Permite que la persona que amas sea como elija ser.  Aliéntala a que se explore y descubra a sí misma, a que se ame, se acepte y se valore.

Encontrar el amor

Si andas en busca de pareja, te sugiero que hagas una lista de todas las cualidades que te gustaría que tuviera esa persona. No te limites a «alto, moreno y guapo» o «simpática, rubia y bonita». Anota «todas» las cualidades que deseas en esa persona. Después repasa la lista y ve cuántas de esas cualidades las posees tú. ¿Estás dispuesto o dispuesta a cultivar las que te faltan? Después pregúntate también qué ideas hay en tu interior que podrían estar impidiendo o retrasando que atraigas a esa persona hacia ti.

¿Realmente quieres cambiar esas creencias?

¿Hay todavía una parte de ti que cree que eres indeseable o que no mereces que te amen? ¿Tienes algún hábito o creencia que te aleja del amor? ¿Hay una parte de ti que dice: «No deseo tener jamás un matrimonio como el de mis padres, y por lo tanto no me enamoraré»?

Tal vez tienes una sensación de soledad o aislamiento. Es muy difícil que nos sintamos conectados con otras personas cuando en gran parte estamos desconectados de nosotros mismos. En este caso es necesario que nos dediquemos un tiempo a nosotros mismos, inmediatamente. Conviértete en tu mejor amigo o amiga. Redescubre lo que te hace feliz, lo que te gusta hacer; mímate. Muchas veces buscamos a otras personas para que nos hagan sentir amados y conectados, cuando lo único que estas personas pueden hacer es reflejar nuestra relación con nosotros mismos.

¿Qué crees que te mereces en una relación íntima? Cuando se trata de sentimientos, si nunca logramos obtener lo que verdaderamente deseamos, en general eso quiere decir que nuestras creencias nos dicen que «no nos lo merecemos». ¿Es eso lo que realmente crees de ti y por ello no logras tener lo que de verdad deseas? Esa  determinada pauta mental ya no tiene por qué seguir siendo cierta para ti. Puedes comenzar a cambiarla hoy mismo.

Haz unas cuantas listas de tus creencias, por ejemplo: Lo que creo de los hombres; de las mujeres; del matrimonio; del compromiso; de la fidelidad; de la confianza, y de los niños. Estas listas te mostrarán cualquier creencia negativa que necesites cambiar. Tal vez te sorprenda descubrir algunos de los mensajes que están ocultos en tu conciencia. Elimínalos, y te maravillará lo distinta que será tu siguiente relación. 

Es interesante observar que muchísimos videntes dicen que la mayoría de las personas que acuden a ellos les hacen por lo menos una de estas tres preguntas, que las escuchan una y otra vez: ¿Cómo puedo tener una relación de pareja? ¿Cómo puedo librarme de esta relación? ¿Cómo puedo aumentar mis ingresos?

Si tienes una relación que realmente deseas que se acabe, usa el poderoso método de Bendecir con Amor. Afirma: «Te bendigo con amor y te liberó de mi vida. Eres libre y yo soy libre». Repite esta afirmación con frecuencia. Después has de tener muy claro qué deseas en una relación. Haz una lista si es necesario. Mientras tanto trabaja sin cesar en amarte a ti. Ama y acepta a la otra persona totalmente, tal como es. A medida que cambies y crezcas en tu interior, verás que una de estas dos cosas ocurre automáticamente. La otra persona cambia y se adapta a tus deseos o desaparece de tu vida. En el segundo caso, la transición será apacible. Siempre comienza por amarte y valorarte tú, y todo lo demás cambiará. Haz esta afirmación: «Ahora descubro el ser maravilloso que soy. Elijo amarme y disfrutar conmigo».

Es muy importante limpiar y resolver las relaciones pasadas para comprometerse en una nueva. Si te pasas el día hablando y pensando en tu último amor, aún no estás libre para iniciar una nueva relación. A veces idealizamos a un amor anterior para protegernos de ser vulnerables en el momento presente. En su libro Volver al amor, Marianne  Williamson nos ofrece este maravilloso barómetro para nuestras decisiones; afirma que en todas nuestras relaciones «o bien nos acercamos al amor o nos alejamos de él». Para estar plenamente vivos y felices, es necesario que tomemos decisiones que nos acerquen al amor.

Mientras trabajas en resolver los obstáculos que se interponen entre tú y tu relación de pareja, ejercítate en ser tu propio amante. Invítate al romance y al amor. Demuéstrate lo especial que eres. Mímate. Recompénsate con pequeños actos de amabilidad y aprecio. Cómprate flores, rodéate de los colores, texturas y aromas que más te complacen. La vida siempre refleja los sentimientos que tenemos dentro. A medida que aumente tu sensación de amor y romance, la persona ideal para compartir tu creciente sentimiento de intimidad se sentirá atraída hacia ti como si fueras un imán. Y lo más importante es que no tendrás que renunciar a ninguna parte de tu intimidad para estar con esa persona.

El fin de una relación

El fin de un romance suele ser un periodo muy doloroso. Nos decimos continuamente: «Valgo muy poco» y nos castigamos. Pensamos que el hecho de que la otra persona ya no desee estar con nosotros significa que no valemos lo suficiente, y muchas veces nos hundimos en una profunda desesperación. Pero no es verdad que no valgamos lo suficiente. Todas las relaciones son experiencias de aprendizaje. Nos unimos y compartimos energía y experiencias durante un tiempo. Juntos aprendemos lo que podemos. Después llega el momento de separamos. Es normal y natural.

No te aferres a una relación romántica ya desgastada simplemente para evitar el dolor de la separación. No aceptes malos tratos físicos o emocionales simplemente para estar con una persona. Jamás tendrás una vida plena y satisfactoria si te aferras a viejas experiencias. Cuando permitimos que nos traten sin respeto, decimos: «No merezco que me amen, de modo que tengo que continuar aquí y aceptar este comportamiento. No soporto la soledad (estar a solas conmigo) y sé que jamás encontraré otra relación». Estas afirmaciones negativas te hunden. En lugar de hacer eso, escucha las señales.

Cuando una relación se acaba, la Vida te da la oportunidad de una nueva experiencia. Ese puede ser un tiempo para agradecer, para reconocer y apreciar todos los momentos felices que pasasteis juntos, y para valorar todas las experiencias de aprendizaje. Después puedes liberar a esa persona con amor y dar el siguiente paso en tu vida. Es un tiempo para amarte con ternura y comprensión. No es el fin del mundo; es el comienzo de una nueva fase. Sintiendo amor por ti, esta nueva época de tu vida puede ser mucho más maravillosa que la que acaba de terminar.

Afirmaciones para las relaciones

He venido aquí a aprender que sólo hay amor.

Estoy descubriendo el ser maravilloso que soy.

Elijo amarme y disfrutar conmigo.

Como creación magnifica de un Dios amoroso, soy una persona infinitamente amada y acepto este amor.

Me abro para recibir una maravillosa relación de amor.

Al tener pensamientos amorosos y que me apoyan, me creo una relación amorosa y que me apoya.

Abro mi corazón al amor.

Estoy a salvo cuando expreso amor.

Me llevo bien con todo el mundo.

Dondequiera que esté hay alegría y risas.

Me relaciono con el corazón.

Los demás me aman y yo amo a los demás.

Estoy en armonía con la vida.

Siempre tengo la pareja perfecta.

Estoy a salvo y en lugar seguro cuando me amo.

Tengo una relación armoniosa con la vida.

La vida me ama y estoy a salvo

A todas las personas que forman parte de mi vida las envuelvo en un círculo de amor, sean hombres o mujeres. En él están mis amigos, mis seres queridos, mis compañeros de trabajo y todas las personas de mi pasado. Afirmo que tengo una relación maravillosa y armoniosa con todos, que hay un respeto y un cuidado mutuos entre nosotros. Vivo con dignidad, paz y alegría. Amplío mi círculo de amor para envolver a todo el planeta, y este amor vuelve a mí multiplicado. En mi interior hay un amor incondicional y lo expreso a todo el mundo. Mi amor incondicional me incluye a mí, porque sé que me lo merezco. Me amo, me aprecio y me valoro. ¡Y así es!

 

Tomado del libro Vivir por Louise Hay – parte cuatro.

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