El Sol en Aries dice:
No sé quién soy. Mi yo herido se revela detrás de lo que de mí se disuelve. Las máscaras aliadas de mi fragmentación, las máscaras de mi valorización se disuelven. Pierdo las anclas -llamadas certezas y seguridad. De lo que he dependido para encontrarme ya no está. Y si está, ya no es lo mismo. Me pierdo. Me encuentro. Muero nazco.
Cuanto más trabajo interno -profundo y constante- con la sombra he hecho, y hago, más poder tengo, más amor tengo para compartirme. Para compartirme desde la desnudez de mi herida que se abre de par en par, como mi corazón, y visibiliza todo el dolor, y toda la medicina.
Desde la vulnerabilidad de mi verdadero ser – mi yo floreciente – digo presente.
Es el reflejo de mí en ti que todo pasa. Es en todas las multiplicaciones que hago de mí en ti que siento el nosotros florecer y crecer. Mi amad@, pareja, paciente, cliente, amig@ íntim@, espejo benevolente, gracias por “nuestras nosotros” y “nuestros nosotras”, gracias por cuidar, sentir y vibrar.
Bien lejos en la lejanía, bien cerca en mi corazón, estás y eres etern@.
En este tiempo tal vez me doy cuenta de que vivo con un extraño, una extraña; que quien tengo tan cerca es quien más lejos está. ¿esta lejanía tan íntima será una resonancia de algo herido en mí? ¿de mi propia lejanía?
Si el fuego con el otro me quema, es tiempo de tregua. Pañuelo blanco primero. Abrir espacio sagrado segundo. Acordar los límites. Entrar con respeto. Hacer silencio.
Nuestra vulnerabilidad, nuestro dolor, nuestro duelo es sagrado.
Respirar juntos. Mirarnos. ¿Estamos de acuerdo? ¿queremos dialogar?
Si la respuesta es no, es tiempo de decir adiós. En paz.
En estos tiempos, hay tanta pérdida vivida, en tantos planos de conciencia, con tantos detonantes de estrés post traumático. Hay tantas maneras de metabolizar el duelo, que el respeto por la diferencia y las necesidades ajenas es vital para el cuido del vínculo.
Es en este lugar de vulnerabilidad extrema que no es no.
Sobre todo, para quienes cuidamos a los más vulnerables, para quienes estamos de alguna manera en primera línea.
Este también es tiempo de pactar, negociar los límites de las relaciones. También es tiempo para decir adiós a quienes no honran nuestros límites.
El día de la luna llena en Libra, Marte en Acuario hace una cuadratura con Urano en Tauro. Parece que hay fricción entre el discurso masculino de Marte en Acuario (mental) y el de Urano en Tauro (energético-corporal). Urano en Tauro está conectado a la voz de Venus. Venus es regente de Tauro. En esta luna llena nos pide que escuchemos nuestro cuerpo, la energía en nuestro cuerpo.
De alguna manera, la voz femenina en nuestro interior necesita cauce, salida de la presión. La presión -la opresión mental del miedo y la impotencia- comprime nuestra energía, nos encierra; no solo en nuestras casas, sino también en nuestras mentes.
Tenemos que mover el cuerpo. Sacudir la energía. Moverla como podamos y de manera segura, cuidada. Necesitamos expresar lo que sentimos. Nuestras emociones. La cuadratura entre Marte y Urano es volátil. Tengamos cuidado.
Bajo está luna llena necesitamos darle voz a la expresión femenina, la creatividad, la magia y la ceremonia de Venus. Celebremos, abramos ceremonias de amor, hermandad, verdadera reconciliación. Imaginémonos una sola humanidad en torno al fuego.
Imagina este fuego ancestral en las cimas de todas las montañas del mundo, encendido en cadena, como llamado de paz, unión, memoria. Como deseo de hacernos más fuertes, íntegros, para sostener la red del cambio, de la transformación.
Estas hogueras fueron milenariamente encendidas para comunicarnos entre tribus en la lejanía. Un idioma vivo en nuestra memoria. Un canal abierto en nuestro corazón.
Entonces para quien sienta el llamado, bajo esta luna llena en Libra, hay un fuego que quiere ser encendido para nutrir el amor. Para nutrir, honrar, celebrar un compromiso, un matrimonio, un pacto, un contrato nuevo. Interno. Externo. Lo estamos co-visionando.
Es importante empezar a aceptar e integrar la realización de que no volvemos a lo que había.
Tal vez volvamos a la ilusión de que se rearma el juego. Si lo hace, será con cuatro alfileres. Cuanto antes honremos esta aceptación, mejor. Así, nos colocamos en el pensamiento creativo de cómo nos preparamos para vivir de otra manera.
Esta aceptación implica sanar cualquier expectativa. Es solo en el corazón de la herida abierta que brota la luz que nos ciega, nos alumbra. Al cegarnos, quema las falsas percepciones. Entonces bajo esta luna también damos bienvenida a las visiones. ¿con quiénes compartimos visiones?
Esta luna revela, ilumina. ¿qué se revela? ¿una boda interna? ¿una alianza creativa externa? ¿un deseo de compartir más profundo, más cerca del corazón, sin la máscara de lo que fuimos? ¿de todo lo que huimos? ¿afuera? ¿adentro?
Con la cuadratura de Urano y Marte, y bajo esta luna llena en Libra las relaciones se revelan campo de batalla.
Bajo esta luna llena en Libra las relaciones también se revelan jardín que necesita y merece ser deshierbado, apreciado, nutrido y cuidado.
Bajo esta luna llena en Libra las relaciones sobretodo se revelan espacio íntimo, seguro, vulnerable, compartido. Cuando nos encontramos en lo íntimo, en lo profundo, creamos oasis, refugio, calor, amor, cuido.
Bajo esta luna llena en Libra las relaciones se revelan espacios sagrados de evolución y transformación a través de la conciencia del amor y respeto compartido; a través de la creatividad compartida. Ese deseo de conectar, crecer, crear, de covisionar.
Bajo esta luna llena en Libra las relaciones se abren al duelo compartido. No tengamos vergüenza ni del dolor, ni de la pobreza. Que nuestra mirada sea limpia ante la pérdida ajena. Ante la nuestra.
No demos la espalda al espejo de nuestra humanidad en duelo con tal de preservar nuestra burbuja. Seamos generosos con nuestros duelos. Abramos nuestros corazones.
Bajo esta luna llena en Libra -en cualquiera de las intensidades que nos toque sentir- lo importante es la comunicación.
¿Qué uso hacemos de la palabra? ¿qué espacios abrimos para la negociación?
Bajo la luna llena, la defensa del territorio, la necesidad de aire, de espacio, de respiro, de armonía, equilibrio, pide que recordemos -o aprendamos a- compartir tiempos vacíos; soledades compartidas, silencios prolongados.
Espacios en que podemos -siempre que podamos- volver al yo, lamer nuestras heridas, hacer nuestros duelos, expresar nuestra ira (con un buen grito en una almohada o en una danza feroz, un poema vengativo). O, simplemente para entrar en un espacio de colapso sagrado. De total rendición y dejar que se abran las puertas del interior.
Porque la primera relación es con nosotras mismas, en nuestro interior. ¿qué nuevo contrato afectivo honramos? ¿qué nuevo contrato afectivo con nosotros mismos honramos bajo esta luna?
Hay pausas que parecen colapsos comatosos. Pausas reparadoras. Pausas de nuestro consciente sobre- estimulado, saturado- para abrir la puerta al inconsciente. Pausas re-programadoras.
Estos silencios y pausas nos invitan a otra escucha. Primero a la del cuerpo y sus necesidades. Segunda a la de nuestra alma y sus necesidades. Y el puente que nos recuerda que es lo mismo.
Si no nos escuchamos primeros a nosotr@s, es difícil abrirnos a la escucha en nuestras relaciones. Gran parte de nuestro futuro depende de que nos escuchemos, corazón adentro, corazón afuera, corazón compartido.
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Hasta aquí la entrega de esta luna llena.
Aquí abajo les comparto algunas pautas para aprovechar la luna menguante. Me tomo un descanso de unos días para centrar mi energía en nuevos contenidos para compartirles más adelante.
Las estrellas tienen mucho que decir, y estoy negociando mis tiempos con ellas.
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Después de la luna llena de mañana, a medida que la luna mengüe, es un buen tiempo para depurar, desintoxicar, limpiar.
Reducir la grasa, la carne, los azúcares. Todo lo procesado.
Simplificar nuestros hábitos de consumo y alimentación a nivel personal va a resultar muy beneficioso para el futuro que construimos.
El estrés y la ansiedad nos llevan a querer compensar con la comida.
La luna menguante nos ayuda a soltar patrones, vicios, adicciones.
Si te sientes saturad@ practica ayuno. Ayuno de palabra, ayuno de internet, también son otras formas de acompañar esta intención, y este movimiento, de reducir, vaciar, simplificar.
Nuestro sistema digestivo es el corazón de la cocina de nuestro ser. Es el fuego de nuestro templo. Lo que comes te cura o te mata.
El virus resuena con lo que comes. Eso es lo que llamamos un sistema de defensas fuertes. Estar en resonancia vibracional fuerte implica cultivar la soberanía energética. La soberanía energética va de la mano de la soberanía alimentaria.
Vibrar el sol de la vida desde adentro es un escudo para cualquier ataque viral; que incluye también la intoxicación de propaganda que estamos consumiendo.
¿Sacar un virus?: en luna menguante.
Los tres días previos a la luna nueva -este mes el 19, 20 y 21– son portales ancestrales para hacer valer nuestra soberanía energética y poner límites. Decir no, romper hechizos, cerrar puertas.
Los tres días previos a la luna nueva (llamados luna negra) son los más propicios para el ayuno, para entrar en la cueva, para hacer ofrenda de renuncia.
Hagamos oscuridad. Vaciémonos con la luna.
Si nos sincronizamos con ella, nos guiará en el camino; el de adentro, el que necesitamos reconocer, el que necesitamos habitar para crear lo nuevo, para dar forma al potencial que quiere nacer.
Es desde este vacío -y renuncia a una parte de nuestra inconsciencia pasada- que podemos presentarnos ante la luna nueva en Tauro, el 22.
Luna nueva de siembras, de abundancia y vida, nos alineamos con la voluntad -y con el deseo- de nombrar lo que queremos ver crecer y florecer en nuestra vida.
#soberaníaenergética
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7 abril, 2020
Fuente: Luna de Abril – https://lunadeabril.com/2020/03/21/luna-menguante-marte-en-conjuncion-con-pluton-saturno-en-acuario/
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